La violencia sexista cuesta vidas. Y también mucho dinero. En España, esta lacra comporta un gasto anual de casi 2.400 millones de euros, en los que están incluidos, entre otros aspectos, las pérdidas económicas por el absentismo laboral y la atención sanitaria de las víctimas.

Este es uno de los datos que ayer se difundieron en la presentación de la campaña del Consejo de Europa en contra de las agresiones sexistas. El acto tuvo lugar en el Senado después de que las autoridades europeas consideraran a España un país pionero en la lucha contra el maltrato tras la aprobación de la ley contra la violencia machista.

Consciente de que entre el 12% y el 15% de las europeas mayores de 16 años han sido objeto de violencia doméstica, el Consejo instó ayer a los gobiernos de los 46 países miembros a destinar "los recursos suficientes" para eliminar el problema. "Tenemos que ser capaces de acabar con la violencia. No queda otra opción", dijo el secretario general del Consejo, Terry Davis. La campaña, que durará hasta el 2008, insta a los países a sensibilizar a los ciudadanos para que cualquier agresión a una mujer sea considera "un atentado a los derechos de las personas".

La repercusión económica de la violencia doméstica en España --2.357 millones-- puede ser incluso mayor. La cifra procede de un estudio del Instituto andaluz de la Mujer en el 2003, cuando aún no existía la citada ley. Según el estudio, las pérdidas económicas por el absentismo laboral y la baja productividad ascienden a 707 millones, cantidad que también afecta a las empresas. La asistencia psicológica comporta 628 millones y la atención a los hijos de las maltratadas, otros 590 millones. Por último, el sector sanitario se lleva 371 millones y el judicial, 61.

33.000 MILLONES Fuentes del Consejo recordaron que esta violencia no conoce fronteras. El coste que genera en los 46 estados miembros asciende a 33.000 millones al año. La cifra, sin embargo es una estimación.

Según los informes facilitados por el Consejo, las consecuencias del maltrato van más allá de las heridas inmediatas. Las víctimas tienen necesidad de cuidados psiquiátricos cinco veces más que las no las sufren, y realizan tentativas de suicidio cinco veces más. Sus hijos suelen tener alteraciones afectivas y del comportamiento, lo que hace que las actitudes violentas "se perpetúen de una generación a otra".

La jornada fue clausurada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que pidió que la muerte de Concepción Pérez --víctima número 62 en lo que va de año en España-- "no sea un sacrificio baldío", y dijo que la lucha contra las agresiones requiere "la participación activa de los hombres".