Es el tinglado más grande que Barcelona ha vivido en los últimos 2.010 años", manifiesta un responsable del dispositivo montado por la Guardia Urbana --la policía municipal de Barcelona-- en torno a la visita del Papa a la capital catalana. ¿Exagera? Veamos.

El corazón del acontecimiento es la Sagrada Familia. Unas 7.000 personas asistirán en directo a la ceremonia de dedicación del templo. Las sillas ocuparán todo el espacio. "Habrá una sobreocupación extrema", dice Dante Arrigo, productor de espectáculos y acontecimientos contratado por el Arzobispado de Barcelona como coordinador.

Más allá, a lo largo del trayecto del Papamóvil, en el que el ayuntamiento calcula que se congregarán 400.000 personas, y en la plaza de toros Monumental, donde 14.000 fieles podrán seguir la jornada pontificia en dos pantallas, se extiende el segundo anillo de espectadores.

SIN VISION DESDE EL TEMPLO Buena parte de los invitados a la iglesia no verán lo que sucede en el altar y el presbiterio. Ni torta. Porque les taparán la visión las columnas. 52. Tantas como domingos tiene el año. Para solucionar la disfunción se están colocando pantallas de 40 pulgadas en los pilares que impiden la visibilidad. La mayoría.

A juicio de Arrigo, el templo ("la Sagrada Familia es el mejor escenario posible, pero es un espacio difícil de trabajar") y el hecho de que la ceremonia tiene una audiencia potencial de 150 millones de telespectadores marcan la producción.

La televisión autonómica catalana, TV3, tiene algo que decir al respecto. No en balde es la responsable de la señal internacional y ha echado el resto en la retransmisión. 32 cámaras trabajarán en el interior del templo no solo para mostrar el rito, sino también para presentar en sociedad a escala planetaria el interior de la Sagrada Familia. Al fin y al cabo, aunque está inacabada, es una especie de inauguración de la obra.

Una prueba de que tiene más importancia cómo se verá la ceremonia por la televisión que en el templo es la instalación de focos de cine en el exterior para iluminar el interior. "Las cámaras necesitan un nivel estable de luz --explica Arrigo--. Además, tienen visión plana y requieren esta iluminación extra para captar la textura y el relieve de las ondulaciones".

El primer anillo de la velada lo forman los 19 tramos de calles y los dos parques alrededor de la Sagrada Familia en los que se ubicarán 36.000 invitados. Sentados en sillas de plástico apilables y de madera plegables. 31 pantallas de leds de entre 25 y 45 metros cuadrados, cada una de ellas con un equipo de sonido con una potencia de 25.000 vatios, les permitirán seguir el recorrido del Pontífice en el Papamóvil desde el palacio arzobispal hasta el templo de Gaudí, la consagración de este y el ángelus desde la fachada del Nacimiento. Tecnología de rock de estadio.

Todo este montaje, servirá para cubrir la visita del Pontífice a Barcelona.

EL OBJETIVO DEL VIAJE Pero, ¿cuál es el motivo principal de la visita de Benedicto XVI a la ciudad condal? La consagración o dedicación de la Sagrada Familia. ¿Qué es la consagración o dedicación de un templo? Responde Jaume González Padrós, catedrático de Liturgia de la facultad de Teología de Cataluña: "Consagrar es segregar del uso profano. Por tanto, la consagración de un edificio es su dedicación a un uso exclusivamente sagrado". Es una ceremonia propia de obispos. La Sagrada Familia será el primer templo de Cataluña consagrado por un Pontífice.

Antes del Concilio Vaticano Segundo, el rito de consagración era, explica González Padrós, "mucho más largo y abarrocado" que ahora. Por eso se consagraban solo las iglesias excepcionales, mientras que el resto se bendecían. La recomendación actual es dedicarlas todas. La duración del rito establecido en 1977 es de unas tres horas.