La familia de Vicente Ferrer ha recibido el mayor tributo desde que en 1969 empezaran sus acciones humanitarias en el distrito indio de Anantapur. Su viuda, Anna Perry, remarcó ayer que seguir con la labor que empezó con su marido será un "gran honor y un gran deber". Ella representaba con serenidad la fuerza que ha generado una revolución en una de las zonas de la India más castigadas por la pobreza. "Han sido dos días muy intensos, tristes, pero de mucha emoción por la respuesta de nuestro pueblo, que ha venido en masa, sin que nadie se lo pidiera, a despedir el cuerpo de Vicente", destacó.