Hace siglos, la colina de Malabar, de apenas 50 metros de altura, servía de mirador para avisar a la gente del pueblo de Bombay de la llegada de piratas. Ahora, Malabar Hill, situado en el sur de aquella ciudad india de 13 millones de habitantes, es el barrio de los ricos y los pijos, de actores de Bollywood y de empresarios famosos, de gente con poder. Allí es donde, por supuesto, quería vivir también Mukesh Ambani, según la revista Forbes el quinto hombre más rico del mundo, con una fortuna estimada en 27.600 millones de euros. Unos 640 millones de esos se los gastará en su casa, que será la residencia privada más cara del mundo.

Ambani compró hace ocho años un terreno de 4.500 metros cuadrados en Altamount Road. Demasiado pequeño como para construir la residencia soñada y, además, rodeado de edificios de cierta altura. Así que el hombre más rico de la India encargó al despacho de arquitectos de Chicago Perkins+Will un rascacielos de 173 metros desde cuyo penthouse, un ático con enormes ventanales, tendrá vistas magníficas sobre el mar Arábigo. Será ese imponente ático la última de las solo 27 plantas que compondrán el edificio. Que la torre, sea tan alta es porque cada piso tiene como mínimo 3,5 metros de altura y algunos, como el gimnasio, el cine y el ático, unos cuantos metros más.

Es Nita quien ha supervisado el interiorismo del edificio, que sale tan caro porque para cada planta ha encargado un diseño diferente a Hirsch Bedner Associates, responsables, entre otros, del Hotel Mandarin Oriental de Nueva York.