Salir de Japón con destino España es cada vez más difícil y caro. A medida que la situación de la central de Fukushima empeora, el número de extranjeros que intenta abandonar el país se está disparando, lo que ha provocado una escalada de los precios de los vuelos y una creciente escasez de las plazas disponibles. Es habitual que los precios se encarezcan enormemente cuando se compra un billete para un vuelo con poco tiempo de antelación. Sin embargo, la avalancha de foráneos que intenta abandonar el país ha provocado que los precios se disparen a cotas muy por encima de lo usual y de lo asumible para la mayoría de los bolsillos.

Iberia, la principal aerolínea española, opera sus vuelos a Tokio y Osaka a través de British Airways, compañía con la que se fusionó en enero. Comprar un billete solo de ida con destino Madrid y escala en Londres costaba ayer algo más de 5.480 euros para cualquier fecha hasta el martes de la semana que viene. En cambio, los pasajes a partir del miércoles caían de forma abrupta, hasta un promedio de entre los 460 y los 560 euros, según el origen y el día. Es el precio habitual, ya que los billetes no se volvían a encarecer hasta la Semana Santa, cuando, pese a las fiestas, alcanzaban un máximo de 1.666 euros.

POCAS PLAZAS Otras empresas ofrecían vuelos mucho más baratos para viajar hoy mismo, pero las plazas escaseaban. Era el caso de la Aeroflot rusa (712 euros con escala en Moscú), la holandesa KLM (932 euros con escala en Amsterdam), Air France (1.059 euros con escala en París), Turkish Airlines (1.729 euros con escala en Estambul) o Qatar Airlines (1.896 euros con escala en Doha). A medida que pasan las horas, los billetes disponibles caen y los precios suben.

British Airways ha asegurado que seguirá volando entre Tokio y Londres para facilitar la evacuación de todas las personas que quieran salir del país. Sin embargo, ha establecido que todos los vuelos tendrán que hacer una breve parada en Hong Kong hasta el 21 de marzo, durante la que los pasajeros no podrán bajarse del avión. En esta parada se producirá el intercambio de tripulaciones, ya que la compañía ha decidido que sus empleados no se queden en Japón. Otras aerolíneas han tomado medidas similares, como Air France, cuyos vuelos hacen escala en Seúl.

EN FUNCIONAMIENTO Los aeropuertos internacionales de Tokio (Narita y Haneda), Nagoya, Osaka, Fukuoka y Sapporo y otras zonas no afectadas por las consecuencias del terremoto, según explicó ayer el Ministerio de Asuntos Exteriores, operan con normalidad o con algunos retrasos. Sin embargo, algunas aerolíneas, como Lufhansa y Alitalia, han suspendido sus operaciones en Tokio y vuelan desde Osaka y Nagoya por el temor a la radiactividad. Muchas compañías están fletando aviones de mayor capacidad para poder atender a toda la demanda, como Air France o Air India. Algunos países han impuesto ya controles especiales para controlar la radiación de los aviones, pasajeros y tripulaciones de los vuelos que llegan desde Japón.