Entre temarios y nuevas asignaturas del plan académico que ahora empieza hay una que repite: los piojos, eternos convocados en colegios y guarderías que obligan a madres y maestras a cortar (el pelo) por lo sano para que este parásito no se convierta en una plaga.

Llegan sin matrícula, pero son casi los primeros en presentarse en las aulas, con sus seis patas armadas de afilados garfios, un pico con dos estiletes retráctiles y una apetito voraz: con solo 4mm de longitud se alimentan hasta cinco veces al día y son capaces de succionar un mililitro de sangre diario.

El picor con el que se hacen sentir sobre el cuero cabelludo (donde se alojan) es una reacción a los componentes de su saliva, vasodilatadora y anticoagulante, que favorece la sustracción del alimento de los capilares sanguíneos del involuntario anfitrión.

Cálculos recientes apuntan a que la tasa de infestación por piojos entre los niños escolarizados de los países desarrollados alcanza el 20 por ciento.

Los vulgarmente denominados piojos (Pediculus) son "ftirápteros", insectos neópteros o sin alas, parásitos externos de aves y mamíferos, que presentan hasta 3.250 especies diferentes.

El presidente de la Asociación española de Entomología, Eduardo Galante, describió a EFEverde las peculiaridades de la variante capilar de este parásito humano (Pediculus humanus capitis), que ya se encontró en los restos momificados de algunas tumbas egipcias.

Los piojos ni saltan ni vuelan y durante su ciclo de vida pasan de huevo o liendre a ninfa, la fase larvaria, y piojo adulto en sólo 15 días, etapa en la que la hembra puede poner hasta ocho huevos diarios.

Las condiciones de crecimiento, precisó, dependen de variables como la humedad y la temperatura, que los piojos detectan y buscan como condición imprescindible para su desarrollo.

Sólo en casos extremos de depresión social y hacinamiento, guerras y hambrunas, se les ha considerado una plaga y foco de enfermedades, señaló.

Se orientan por el calor a través de pequeñas ventanas que interrumpen el revestimiento cuticular de su cuerpo en busca de la temperatura que necesitan para la supervivencia y que el hombre provee de manera constante, a modo casi de calefacción, bromeó el experto.

Aunque es un insecto que se conoce bien, el piojo despierta poco interés para el estudio científico, porque es muy común y no se considera una amenaza por su fácil control y su poca incidencia en enfermedades consideradas graves.

Los piojos se contagian por contacto directo, por las ropas y peines contaminados con liendres o pueden ser transportados de forma pasiva por la mosca común (Musca domestica).

Sólo se erradican con el uso de insecticidas aplicados de forma directa sobre el animal y sus huevos.

La reconocida resistencia a los productos contra la pediculosis está directamente relacionada con la prevalencia de los piojos que, con la vuelta al colegio, son un elemento mas de la campaña de escolarización.

Los piojos, aseguró a EFEverde Santa Gil, presidenta de la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas (ANECPLA), no se reproducen sólo en septiembre.

"Los niños llegan al colegio con piojos que posiblemente han tenido durante todo el mes de agosto y se convierten en un problema general por el contacto entre los más pequeños que favorece la escuela", puntualizó.

Aunque no son una plaga de su ámbito de actuación, ANECPLA identifica los piojos como un problema vigente en España, con frecuentes rebrotes de inusitada rapidez.

Su incidencia ha mostrado un importante aumento en el país durante los últimos quince años, más asociada a la falta de tiempo de las nuevas familias que a la falta de higiene, dicen.

La erradicación de los piojos es muy sencilla, pero muy tediosa, reconoció Gil, que considera la desinfección como solo una parte de proceso de erradicación de la pediculosis. "Si no se eliminan a mano liendres y ninfas, no se acaba con el problema".

"Ya no hay abuelas ni nanas que con paciencia escudriñaban las cabezas de los pequeños al mas mínimo síntoma y las madres de hoy, con múltiples tareas y una vida mucho mas rápida que la anterior generación pretenden resolver el problema solo con el champú", dijo.

Tampoco es bueno dejar el tratamiento a mitad, porque los insecticidas, en su mayoría de la familia de los piretroides, no acaban con los huevos, que eclosionan cuando ya no tiene efecto el producto y vuelven a infestar al parasitado.

Santa Gil recomienda rotar regularmente de productos contra la pediculosis para atacar las resistencias, pero siempre de uso médico, y anima a desestimar los "remedios caseros", de poca eficacia.

En España ya existen establecimientos dedicados exclusivamente a la desparasitación por piojos, con aparatos mecanizados similares a las aspiradoras que garantizan cabezas limpias a ojo de lupa.