Periodista

Lo más envidiable del triunfo de Almodóvar es la posibilidad de tener al alcance a algunas de las estrellas Hollywood para sus películas. Susan Sarandon ya se ha ofrecido si la vetan en su país por oponerse a la guerra. El cineasta manchego alcanza otra cúspide: la de entrar en el club de los más selectos. Que lo haya sido con ´Hable con ella´ es lo de menos. Podría haberlo conseguido con ´Carne trémula´, su mejor película (curiosamente, con un guión en el que intervinieron dos escritores) o con ´Todo sobre mi madre´ (de hecho, lo logró, pero en la categoría de filme extranjero). Estas tres películas constituyen la última etapa del cineasta, agotado creativamente en los años 90. Si en la década de los 80 su estilo se depuró en ´¿Qué hecho yo para merecer esto?´ y ´Mujeres al borde de un ataque de nervios´ (primera candidatura al Oscar), sus películas más recientes ahondan en el melodrama y en una estética preciosista. Pero ya anuncia una vuelta a sus orígenes en ´La mala educación´: un retrato de la época en que fraguó su mirada de creador: el Madrid de la ´movida´, y un buceo en su etapa de adolescente.