Las librerías de toda España organizaron fiestas, concursos y encuentros de fans carecterizados como sus personajes favoritos para lanzar ayer el octavo libro protagonizado por el mago creado por J. K. Rowling, Harry Potter y el legado maldito (Salamandra). Sin embargo, algunas librerías no esperaron y abrieron sus cajas en sesión nocturna, justo a la medianoche del martes.

El texto de la obra teatral estrenada el pasado mes de julio en Londres, simultáneamente al lanzamiento del texto en forma de libro con la firma de J. K. Rowling y de Jack Thorne y John Tiffany, se ha convertido ya a estas alturas del año en el libro más vendido en mercados como el británico, el estadounidense y el alemán. Pero el regreso de la Pottermania se fundamenta no solo en el éxito que pueda tener Harry Potter y el legado maldito: al nuevo libro le seguirá en noviembre la película Animales fantásticos y donde encontrarlos, basado en un spin off de la serie que, ya se ha anunciado, abrirá una nueva franquicia que tendrá continuidad.

las primeras opiniones / Precisamente en Gigamesh, una mesa redonda reunió ayer a lectores que ya se han podido formar una opinión del libro tras leer el original: la profesora de la UAB Sara Martín Alegre y la traductora al castellano, Gemma Rovira. Martín es quien tiene una visión más negativa de un texto que, subraya, «no es obra de JK Rowling», por lo que no se podría hablar de octavo libro de la saga sino de «otro tipo de añadido más cercano a una especie de fan fiction profesional». «Leyendo la obra mi impresión es que como espectáculo visual debe ser muy, muy atractiva, pero como texto teatral es pobre», opina, al tiempo que lamente que se escamotee el potencial elemento sexual de la amistad entre los hijos de Potter y Draco Malfoy.

No comparte este punto de vista la booktuber Virginia de la Fuente: «Leer Harry Potter y el legado maldito es vivir un reencuentro cargado de nostalgia. No busquéis en esta obra de teatro la pluma de Rowling o la extensión de su universo, ya que solo hallaréis la magia de su mundo».

Para la traductora Gemma Rovira, el libro «es una continuación entre comillas, continúa en el sentido de que reaparecen los personajes y de que se trata de una reproducción muy fiel del universo de Harry Potter, que permite una inmersión muy fácil, pero no estamos ante las nuevas aventuras de Harry Potter, se retoman y desarrollan las tramas de las anteriores novelas». El hecho de que se trate de un texto teatral y no de una novela «tiene la gracia de no caer en la continuación en el sentido estricto».

El también traductor Xavier Pàmies apunta, por su parte, que «los protagonistas de los libros anteriores ceden en parte el protagonismo a su descendencia, pero el ambiente y el hilo argumental son muy parecidos a los de siempre. A pesar del cambio de género, tanto los diálogos como las descripciones de lugares y personajes conservan el tono de las novelas de la saga, y seguro que atraerán el interés de sus seguidores incondicionales». Aunque, finalmente, añade que la revisión de personajes como Draco Malfoy o las relaciones entre los nuevos apenas compensan «un sentimiento de déjà vu», señaló este experto. H