La salud, como no se cansan de repetir los médicos, no se toma vacaciones. Más de 3.000 españoles sufrieron una intoxicación alimentaria, otros tantos se trajeron como suvenir clínico el paludismo u otras enfermedades tropicales, 40.000 bañistas sufrieron otitis, 15 personas murieron por exceso de calor, y los descuidos preventivos elevaron un 10% los cánceres de piel y contribuyeron de forma definitiva a la muerte de 800 personas, la mitad que los accidentes de tráfico.

Es en las altas temperaturas y en los fallos de conservación en barbacoas, chiringuitos, meriendas campestres donde bacterias, virus y toxinas encuentran el apoyo ideal para multiplicarse, lo que garantiza una intoxicación alimentaria. El resultado es conocido: gastroenteritis, procesos diarreicos y otros trastornos. El Ministerio de Sanidad registró el año pasado 8.000 casos de infecciones. Niños, personas mayores y embarazadas son los más vulnerables y los alimentos que más se han visto implicados en ellas son crustáceos, mariscos, moluscos y comidas de bufet, asegura un portavoz de la OCU. A ellos se añaden verduras mal lavadas y carnes, ensaladillas y salsas que no se guardan en frío o que pasan mucho tiempo a temperatura ambiente.

Según especialistas de los hospitales madrileños Ramón y Cajal y Carlos III de Madrid, el año pasado fueron atendidos en las consultas de toda España 3.351 pacientes, con síntomas de paludismo, dengue, y otras enfermedades transmitidas por mosquitos e insectos. Dolores articulares y delirios son los síntomas sospechosos de alerta. Sanidad lanza cada año una campaña para que los viajeros "consulten al menos un mes antes" los centros oficiales de vacunación de España. "Se calcula que un 80% de los viajeros no lo hacen", lamenta Carmen Lamela, directora general de Salud Pública.

Según el presidente de la Academia Española de Dermatología (AEDV), Julián Conejo-Mir, aunque el cáncer de piel ronda el 100% de curación si se detecta en fase inicial, los descuidos preventivos en verano permiten que su incidencia crezca el 10% y que se cobre 800 vidas cada año. José Carlos Moreno, jefe de dermatología del Hospital Reina Sofía de Córdoba, apunta que "el primer signo es un lunar que cambia" y que "nadie debería morir de cáncer de piel". Máxime cuando se conocen los riesgos: piel clara, quemaduras en la infancia, antecedentes, largas exposiciones al sol por trabajo o deporte..."Pero impera la cultura del moreno".

El experto del Clínic y profesor de la Universitat Autónoma de Barcelona sitúa las quemaduras solares a la cabeza de las consultas hospitalarias en verano, junto a las otitis, y las deshidrataciones en niños y ancianos, públicos más vulnerables a estas enfermedades.