Rafael Yuste es uno de esos hombres que confirma la irrelevancia de las fronteras, físicas y mentales.

Cuando era estudiante de medicina, fue de país en país persiguiendo la mejor formación, abandonando el Madrid donde nació hace 49 años para ir al Reino Unido. Desde allí, y siguiendo las instrucciones de un profesor que como en un western le dijo "ve al oeste, joven", se trasladó a Estados Unidos. En 1987 aterrizó en Nueva York para hacer en la universidad Rockefeller, bajo la dirección del nobel Torsten Wiesel, la tesis, ya en neurobiología. Y pasó cinco años desarrollando la técnica de calcium imaging, uno de los pilares actuales de la neurobiología, que mediante el uso de colorantes sensibles al calcio permite ver cómo se encienden y apagan las neuronas cuando disparan.

Hoy Yuste dirige el laboratorio cerebral de la Universidad de Columbia en Nueva York. Y ha sumado a su historial la paternidad de la iniciativa para trazar un mapa de la actividad del cerebro que esta semana ha abrazado oficialmente Obama.

Yuste estaba en el 2011 en una reunión en el Reino Unido de 25 neurólogos y otros tantos físicos cuando sintió llegado el momento de plantear algo más ambicioso que nunca. Haciendo "pellas" de una de las sesiones, preparó un documento sentando las bases de ese Mapa de Actividad Cerebral y encontró el fuerte apoyo de George Church, uno de los artífices del proyecto del genoma humano, que fue dando réplica a las críticas que planteaban los escépticos. "Con cada respuesta, más fuerza cobraba la idea", recuerda ahora Yuste. Y