Aunque no fue el Katrina , la furia del huracán Wilma causó ayer un muerto y cuantiosos daños materiales en el sur de Florida, donde tres millones de hogares se quedaron sin electricidad tras su paso. Tratando de sobreponerse a la sucesión de ciclones más catastrófica de la historia, el gobernador del estado, Jeb Bush, recalcó que "la prioridad es salvar vidas y restaurar la seguridad" en las zonas asoladas por vientos que alcanzaron hasta 200 kilómetros por hora.

Después de devastar gran parte del Caribe, donde causó 19 muertos e inundó La Habana (Cuba), el Wilma tocó tierra en Florida, cerca de la localidad de Naples, a las 6.30 de la madrugada (hora local), con fuerza 3 sobre un máximo de 5. Para entonces, Florida había movilizado a la Guardia Nacional; "más de 3.000 soldados de entrada y otros 3.000 en reserva", subrayó el gobernador Bush.

METRO Y MEDIO DE AGUA Los Cayos, una hilera de frágiles islotes conectados por puentes que constituye un popular destino turístico en Estados Unidos, sufrieron grandes inundaciones al paso del huracán. "El agua alcanza metro y medio de altura", explicó el alcalde de Key West, Morgan McPherson. Desde allí, el Wilma arremetió con toda su fuerza contra la mitad sur de la península de Florida, que cubrió completamente con sus monstruosos 650 kilómetros de diámetro. Desde Naples, en la costa occidental del estado, avanzó sobre el parque natural de Everglades hacia Miami, Fort Lauderdale y Palm Beach, una zona donde se concentran cinco millones de residentes.

En Miami, numerosos rascacielos sufrieron roturas de cristales y en Fort Lauderdale un hombre resultó muerto, aplastado por un árbol derribado por el huracán. "Nosotros luchamos durante dos horas para salvar la vida", declaró Paul Wilson, un jefe de bomberos que se encontraba con seis subordinados en el pantanoso Everglades, reserva natural para numerosas especies de caimanes y aves tropicales.

El Wilma tardó apenas cuatro horas en atravesar Florida, sembrando el caos y la destrucción. Fue degradado a la categoría 2 una vez tocó tierra, pero a su paso por la península ganó fuerza hasta volver a la categoría 3. El presidente de EEUU, George Bush, declaró las áreas afectadas como zona de desastre, con el objetivo de acelerar la ayuda para la reconstrucción y evitar que se repita la caótica respuesta a los estragos del Katrina , que inundó la ciudad de Nueva Orleans a finales del pasado mes de agosto. "Trabajaremos de cerca con las autoridades locales y estatales para responder a este huracán", prometió Bush.

ATRINCHERADOS Sólo 33.000 de los 160.000 residentes que debían haber abandonado sus hogares para protegerse del huracán llegaron a hacerlo. La mayoría optó por atrincherarse en sus casas y probar suerte, agotados por el incesante trasiego ocasionado por la sucesión de ocho ciclones que han asolado Florida en los últimos 15 meses, el peor periodo que se recuerda desde hace siglo y medio.

Antes de tocar Estados Unidos, el huracán barrió la mexicana península de Yucatán y arrasó las zonas turísticas de Cancún y Cozumel, donde dejó nueve muertos. Antes, en Haití, el Wilma causó 10 víctimas mortales.

Cuba no tuvo que lamentar muertos, aunque su capital, La Habana, sufrió inundaciones que paralizaron la vida de la ciudad, de dos millones de habitantes. El mar penetró más de un kilómetro en algunas zonas y algunos barrios resultaron anegados por un metro de agua.

"Nunca había visto al mar tan fuerte, ni siquiera durante lo que se llamó la tempestad del siglo, en 1993", comentó Edith Valdez, vecina de La Habana.