Como si de una operación de cirugía se tratara, el Windsor será demolido pieza a pieza. Pero no se hará desde dentro, como se barajó al principio, sino desde fuera. Nadie entrará a las entrañas abrasadas del rascacielos para destruirlo. En lugar de eso, dos enormes grúas de 500 y 300 toneladas irán cogiendo fragmentos, los partirán y los bajarán al suelo. Así, trozo a trozo, todo quedará derribado. Incluido el esqueleto de hormigón. Lo único que quedará en pie serán las tres primeras plantas. Los expertos opinan que esos cimientos se pueden aprovechar para construir otro rascacielos.

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón (PP), confirmó que su estado --arrasado por el fuego el domingo-- es de "ruina inminente". Así lo determinaron los técnicos que entraron el miércoles y que detectaron que incluso la estructura de la torre, a pesar de ser de hormigón, tiene "abombamientos" y "derrumbamientos parciales". Además, algunas plantas están llenas de escombros "gravitando".

EL MARTES La demolición será llevada a cabo a partir de la semana que viene por los técnicos de Ortiz Construcciones y Proyectos, SA, una empresa que hace años ganó un concurso para realizar obras de urgencia en el distrito donde se ubicaba el Windsor. Un representante de la firma explicó ayer que el plan todavía no está ultimado. Habrá que esperar al próximo martes para conocer los detalles de la demolición.

Sin embargo, la concejala de Urbanismo, Pilar Martínez, adelantó que, con toda probabilidad, la destrucción se hará con grúas gigantes y "pieza a pieza" desde el exterior.

De momento, los técnicos acudirán hoy al rascacielos para empezar las labores de limpieza. Serán retirados todos los escombros que están en los alrededores del edificio, así como los que están en el techo de El Corte Inglés. Una vez finalizada la limpieza, comenzará la demolición. Nadie se atreve todavía a decir cuánto costará, aunque algunas fuentes han hablado de más de 20 millones. En cualquier caso, el ayuntamiento se reunió ayer por la tarde con el representante de la familia Reyzábal --propietaria de la torre-- para solicitar "que comparta la responsabilidad de la operación".

Otra de las obras que tienen que realizar es el levantamiento de un muro que separe la parte más afectada de El Corte Inglés. El objetivo es que este centro pueda abrir en breve.

Las autoridades decidieron ayer reducir el perímetro de seguridad. En lugar de 500 metros, ahora sólo están vetados al público 60 metros alrededor de la torre. Muchos oficinas que ayer recogieron ordenadores y ficheros podrán regresar hoy.