Woody Allen se ha dejado ver por primera vez en la Mostra. El cineasta neoyorquino rompió el año pasado su reticencia a aparecer en festivales al acudir al de Cannes. Aquí ha inaugurado la 60 edición del certamen veneciano con Anything else , una comedia sobre las relaciones personales y de pareja con abundancia de neurosis. Por eso, más que una comedia sentimental es un divertimento neurótico que refleja la fuerte tensión que agita el mundo y, más concretamente, el estadounidense, con la brillantez habitual del cineasta.

Escrita, dirigida y protagonizada por Allen, junto a Christina Ricci y Jason Biggs, Anything else muestra la complicidad y compañerismo entre dos escritores que hacen guiones para humoristas. Les separan 40 años. Se intercalan escenas de la vida amorosa del más joven, que no es precisamente muy afortunada. Y también hay unos apuntes sociológicos, sobre el gusto que le tienen a las armas los americanos y su obsesión por atacar a supuestos enemigos.

"El mundo siempre ha vivido tensiones pero ahora están más exacerbadas que nunca. Mi personaje es un buen reflejo de esa crispación", dijo ayer Allen en Venecia. Añadió que tras el 11-S en todo EEUU hay una psicosis de peligro, pero precisó que Nueva York sigue siendo una ciudad encantadora. Le preguntaron sobre las aspiraciones políticas de Arnold Schwarzenegger. "Es una gran persona, amable y encantador", dijo.