Primero fue la falta de medios y, ahora, la inconveniencia de las soluciones. El divorcio que mantienen los marineros afectados por el vertido del Prestige se ha acentuado en los últimos días debido a la inminente apertura de algunas zonas a la pesca y el marisqueo. La Xunta de Galicia, que ya ha anunciado a las cofradías su intención de levantar las vedas a partir del próximo miércoles, 15 de enero, cree que es posible reanudar la actividad extractiva en zonas como las Rías Bajas, cuyo interior no ha resultado afectado aún por el fuel. Los trabajadores del mar aseguran que la adopción de esta medida justo en esta época del año les acarreará perjuicios económicos.

Como recuerda el consejero de Pesca, Enrique López Veiga, los numerosos controles realizados a los productos del mar de esas zonas confirman que se encuentran en perfecto estado para su consumo. Además, la Xunta encargó en diciembre un estudio científico sobre las condiciones de las rías que ha resultado favorable para la reapertura.

POCAS VENTAS EN ENERO

Los marineros no dudan de la calidad del marisco y del pescado que podrían capturar, sino de la oportunidad de la medida. Las cofradías de las Rías Bajas afirman que el momento del año en que más facturan es el periodo navideño, pero que en la cuesta de enero y febrero el consumo decae y se vende tres veces menos que durante las fiestas. Si las zonas de pesca se reabren, los marineros pierden las ayudas que están percibiendo y sus ingresos serán muy inferiores a lo que ahora reciben. En un año normal, marineros y mariscadores compensan los bajos ingresos de enero y febrero con las ventas navideñas.

Además, entienden que el consumo de marisco ha caído en picado por la desconfianza de los compradores. En la plaza de abastos de Santiago, la venta de productos del mar gallego cayó un 70%. Los afectados creen necesaria una campaña publicitaria para incentivar el consumo antes de reabrir las zonas de pesca.