"No está en la agenda del Ejecutivo. Cualquier decisión se establecerá en la ley de libertad religiosa". El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dejó en papel mojado la propuesta aprobada el miércoles en la comisión de Educación del Congreso de los Diputados que insta al Gobierno a eliminar crucifijos y otros símbolos religiosos de los centros escolares.

La iniciativa partió en principio de ERC. Su portavoz, Joan Tardà, sostuvo que el texto pactado con el PSOE habla de "todos los centros" e incluye a los concertados, lo que ha generado división dentro del partido en el Gobierno y polémica en la comunidad educativa. Leire Pajín, número tres del PSOE, opinó que la propuesta "tiene que ver con un principio de Estado aconfesional como el nuestro".

Pero llegaron los matices. Luis Tomás, portavoz en el debate, aseguró que será el Gobierno el que decida a qué colegios afecta. Y el ministro de Educación, Angel Gabilondo, apuntó que la ley de libertad religiosa será equilibrada. El PP tachó la iniciativa de "cortina de humo", y el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco, de "muestra de intolerancia del laicismo hacia el catolicismo".