La Audiencia de Barcelona ha condenado a 15 años de cárcel a un neonazi que confesó haber matado a un chico homosexual con el que había concertado una cita en la localidad de Montgat en el año 2000 y cuyo caso se resolvió prácticamente dos décadas después. El magistrado que presidió el juicio con jurado impone esta pena a Cristian A. por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento y discriminación por razón de orientación sexual de la víctima, el ecuatoriano V.A.V., ya que era homosexual. El procesado admitió el crimen.

Cristian A. atacó a V.A.V. de manera "sorpresiva y rápida" y aprovechándose de su "intoxicación etílica". El acusado le atestó varias puñaladas en la cara, el cuello, los pulmones y el corazón movido "por el desprecio que le provocaba la orientación sexual" de la víctima y causándole "agonía" previa al fallecimiento, según la sentencia. El cadáver apareció con un margarit en la oreja y rodeado por las inscripciones "Hitler tenía razón" y "KKK", que había pintado en la pared con sangre de la víctima.

Los hechos sucedieron en marzo del año 2000, cuando el asesino confeso fue en tren hasta Montgat para encontrarse con un hombre al que había conocido a través de una oferta de trabajo que previamente había publicado, y con el que supuestamente iba a mantener relaciones sexuales. Una vez allí y después de que la víctima se desnudara, lo acuchilló sin que el agredido, bajo los efectos del alcohol, pudiera hacer nada para defenderse. Antes de marcharse de la escena del crimen, el asesino dejó escritos mensajes de carácter neonazi que pintó en la pared de la sala con la sangre del muerto.

UN SUPREMACISTA BLANCO

Tal como subraya el magistrado, en el momento de los hechos, Cristian A. "era simpatizante de las ideas derivadas del nazismo y del llamado supremacismo blanco, ambas corrientes ideológicas que justifican la violencia contra quienes defienden ideas contrarias". El togado ha tenido en cuenta a la hora de imponer la pena las dilaciones indebidas durante el proceso.

No fue hasta 2012 cuando el criminal decidió abandonar España y regresar a Medellín (Colombia), donde fue finalmente detenido y extraditado a España, país en el que había servido en el Ejército y tiene antecedentes penales por agresión sexual y violencia machista. En su sentencia, el magistrado ha tenido en cuenta las dilaciones indebidas durante el proceso