El asesinato de un empresario de la noche marbellí hace poco más de un año puso a la Policía Nacional tras la pista de una de las bandas de sicarios más activas de Europa, que ahora ha sido desarticulada en una operación conjunta entre España y Holanda justo cuando se disponían a realizar un nuevo crimen por encargo. La operación se ha saldado con seis detenidos que ya están en prisión acusados de pertenencia a organización criminal, tenencia ilícita de armas y asesinato.

Fuentes policiales explicaron que cuatro de los criminales fueron detenidos en el paso fronterizo de La Jonquera, cuando se desplazaban desde Ámsterdam a España para realizar un nuevo asesinato. De hecho, en el registro del vehículo se descubrió un pequeño habitáculo en el que llevaban escondida una pistola semiautomática con silenciador y diversa munición con la que pensaban realizarlo.

La investigación conjunta vincula a los detenidos con hasta diez asesinatos cometidos en diversos puntos de España y Europa, aunque fue uno de los cometidos en la Costa del Sol el que permitió a los agentes tirar del hilo. En concreto, la muerte de un empresario de 49 años, español de origen marroquí que regentaba varios bares y discotecas en la zona de Puerto Banús y que fue abatido de 14 balazos en el interior de su coche cuando se disponía a entrar en el garaje de su lujosa casa.

ORGANIZACIÓN "MUY PROFESIONAL"

Comenzó entonces una larga y meticulosa investigación, explicaron desde la Policía, para esclarecer ese ajuste de cuentas. A lo largo de un año, los agentes lograron identificar a los supuestos autores del crimen pese a que tratarse de una organización muy profesional cuyos miembros empleaban teléfonos móviles encriptados en sus comunicaciones. Tirando del hilo, y gracias a la colaboración con la policía holandesa fue posible vincularlos con una de las bandas de sicarios más importantes de Europa, que operaba desde los Países Bajos pero que contaba con la infraestructura logística suficiente para desplazarse a cualquier país.

Las pesquisas policiales desvelaron que investigados trabajaban a sueldo de otras organizaciones criminales, que acudían a ellos para saldar cuentas pendientes con miembros de otros grupos con los que se encontraban enemistados, bien por una lucha de poder o bien como consecuencia de contiendas generadas por operaciones ilícitas. Precisamente los dos motivos que las fuerzas de seguridad achacan a los últimos ajustes de cuentas registrados en la Costa del Sol tras el descabezamiento de las grandes bandas y la llegada al poder de sus lugartenientes, que no dudan en emplear la fuerza para zanjar cualquier diferencia o desencuentro.

A finales del pasado mes de febrero, los agentes descubrieron que la banda acababa de recibir un nuevo encargo para cometer un asesinato en nuestro país, lo que obligó a poner en marcha un amplio dispositivo para frustrar esa nueva acción criminal. Así, pocos días después cuatro de los sicarios fueron localizados y detenidos cuando entraban en territorio español, una operación en la que intervino también el Grupo Especial de Operaciones (GEO) debido a la peligrosidad de los arrestados. Al mismo tiempo, la policía holandesa realizó dos detenciones más y varios registros en los domicilios de los investigados en los Países Bajos, dando por desarticulada completamente la estructura criminal.