Conocía a la perfección la disciplina deportiva denominada ‘kick boxing’, una modalidad de deporte de contacto que aúna boxeo y artes marciales y en la que está federado. Valiéndose de ello comenzó a seguir a un joven de unos 20 años para intentar robarle lo que llevaba. Era de noche y le persiguió por la avenida Hernán Cortés. En el trayecto se percató de que su víctima tenía un aparente estado de embriaguez.

Al llegar a la calle Ceclavín (que conecta la avenida de las Delicias con San Blas), a la altura del colegio mayor San José, le abordó por la espalda sujetándole fuertemente por el cuello, para realizarle una maniobra conocida como ‘mata de león’, con el objetivo de cortarle la respiración. Es una técnica que emplean los ladrones para robar en la calle y que tiene ese nombre porque es el método que utilizó Hércules en la mitología griega para acabar con el león de Nemea. El objetivo es estrangular a la víctima hasta que pierde el conocimiento pero, mal ejecutada, puede causar lesiones graves e incluso la muerte.

En este caso la víctima acabó aturdida, tendida en el suelo. El acusado comenzó entonces a propinarle puñetazos y patadas en la cabeza. Después procedió a registrarle los bolsillos del pantalón para robarle la cartera, en la que tenía la documentación, una tarjeta bancaria y 30 euros en efectivo, un teléfono móvil y un juego de llaves. Después continuó golpeándole, propinándole de nuevo puñetazos y patadas en la cabeza, a pesar de que la víctima se encontraba ya inconsciente. El acusado dejó las pertenencias que le había robado, salvo la cartera, en una zona cercana al lugar en el que ocurrieron los hechos.

A consecuencia de la agresión sufrió politraumatismos con múltiples contusiones craneales y faciales, fractura en ambos labios, herida en el pabellón auricular izquierdo, contractura cervical, erosiones en las rodillas y un cuadro de ansiedad postraumática. Necesitó dos meses para curarse.

Ocurrió en octubre del año pasado. Tal y como publicara entonces este diario, días después el autor fue detenido por la policía y el juez ordenó su ingreso en prisión hasta el juicio, que ya se ha celebrado. Así, el Juzgado de lo Penal Número 2 le acaba de condenar a cuatro años y un mes de prisión por los delitos de robo con violencia y lesiones. Se le prohíbe además acercarse a su víctima durante seis años, a la que deberá indemnizar con 4.000 euros por los daños que le ha causado. La sentencia es firme al haberse alcanzado por acuerdo entre las partes.