-¿Cómo afronta el reto de inaugurar esta edición del festival?

-Con mucha responsabilidad, ya no solo por inaugurar una edición, sino por hacerlo con una ópera tan difícil. Para mí esta ópera es el proyecto más bonito de mi vida con diferencia.

-¿Qué siente al volver a Mérida?

-El teatro romano es un lugar muy especial de mi carrera porque en los últimos 15 años he venido regularmente. Cada vez que vengo es como si la fachada del teatro me obligara a preguntarme si lo estoy haciendo bien o si voy por el buen camino.

-¿Qué propone al espectador a través de este montaje?

-En el fondo le propongo reflexionar sobre el odio, que es el auténtico cáncer de nuestra sociedad. Esta ópera tiene 150 años, pero el tema bíblico tiene 33 siglos y reflexiona sobre el odio. Palestinos e israelíes, en aquellos momentos filisteos y hebreos, ya estaban luchando por la franja de Gaza como hoy. No hemos aprendido nada. En la forma planteo una ópera inclusiva para darle a todo el mundo su momento de estar sobre el escenario del teatro, para explicar que no sobra nadie en la sociedad, que todo el mundo tiene capacidades para hacer cosas distintas, y que si supiéramos administrar esta sociedad tan compleja en su inmensa diversidad nos iría mucho mejor.

-¿Cómo ha sido trabajar con personas con discapacidad?

-Una auténtica maravilla, porque nosotros estamos acostumbrados a que los profesionales miren el reloj para ver cuánto queda de ensayo, pero esta gente llega a los ensayos con la energía intacta y unas ganas de subirse al escenario que es una auténtica lección de vida. Los verdaderos protagonistas de esta ópera son ellos.

-¿Es el proyecto más ambicioso en el que ha trabajado?

-Por tamaño y gente, desde luego que sí. Nosotros hacemos la broma de que esto casi parece una inauguración de los Juegos Olímpicos. Hemos organizado todo por puertas, sectores, letras… Es un proyecto muy ambicioso en el tamaño, pero me gusta pensar que es mucho más ambicioso por la base social que tiene.

-¿La ópera sigue siendo elitista?

-Claro que lo es, pero espero que a partir de este proyecto sea un uno por mil menos. La ópera es un inmenso patrimonio inmaterial de la humanidad en el que está nuestra cultura, lo que somos, y hay que compartirla con la gente.