--¿Cómo se prepara un actor para encarnar a semejante personaje?

--Alejandro Magno era mí ídolo desde niño y tenía mucho trabajo hecho, incluso sobretrabajo por toda esta información que tenía de mis sueños. Por ello no era un personaje nuevo para mí. El problema ha sido ser capaz de sintetizar toda esa información en un momento tran crucial como es la Guerra de Hidaspes y ser capaz de concretar, elegir de todo ese abanico que tengo. Porque al final quieres meter tanto que en una hora y cuarenta minutos no cabe.

--¿Qué es lo que más le llama la atención del personaje?

--Creo que la aventura, la capacidad de poder salir y decir... yo estoy en Macedonia y quiero ir a la otra punta, voy a conquistar India. Creo que eso es lo que me inspiró: si él pudo, yo también.

--¿ Qué le aportará este papel?

--No tengo ni idea de lo que me puede a aportar profesionalmente, es un trabajo más. Pero está siendo un sueño hecho realidad, estoy como un niño jugando con su juguete que le acaban de regalar los Reyes Magos. Estoy disfrutando, aún transitando y descubriendo recobecos del alma de este hombre. Es mi imaginación más la imaginación de Luis Luque, y estoy ahí escarbando como un arqueólogo, intentando disfrutar de cada segundo.

--¿Qué es lo que más sorprenderá al público de la obra?

--Yo creo que la dimensión del espectáculo, que en sí entretiene. Es una pieza del Barroco, a la vez contemporánea. El espectador va a transitar por esa India mágica y desconocida. Creo que una de las cosas interesantes, alomejor me equivoco, es que no todo el público va a estar de parte del mismo personaje. Aunque Alejandro sea el héroe o el protagonista, parte del público entenderá a mis enemigos e incluso les puede llegar a molestar mi actitud.

--¿Impone el teatro romano?

--No deja de ser una primera plaza para cualquier actor. Es un templo, uno de esos sitios donde quieres llegar, como los toreros a la Mastranza. Y estoy queriendo pensar que esa energía que al principio notas va a sumar. Que cuando ese teatro esté lleno, la tarde caiga y se despliegue toda su magia, sea para abrazar y subir como la levadura. Ahora mismo lo tenemos todo para que ese momento ocurra.