La historia bíblica de Sansón y Dalila, una "ópera democrática y sin barreras", basada en el amor y el "odio cronificado que hace que pueblos enteros se aniquilen", en palabras de su director, Paco Azorín, abrirá mañana la 65 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.

El director del festival emeritense, Jesús Cimarro, ha puesto de relieve que se trata de un montaje "especial y único" en el se batirá un récord de intérpretes en escena, con 450 personas, entre figurantes, solistas y los integrantes del Coro de Cámara y de la Orquesta de Extremadura.

Los más de 300 figurantes que se dan cita en el montaje, mezclados con los cantantes del Coro de Extremadura, pertenecen en su mayoría a colectivos de la discapacidad en la región y a grupos de teatro no profesionales, un ambicioso proyecto con el que Azorín quiere hacer inclusiva y acercar a todos un género tan elitista y exclusivo como la ópera.

La mezzosoprano María José Montiel, premio nacional de Música en 2015, encabeza el reparto junto al tenor neoyorquino Noah Stewar y en el que se dan cita también el tenor Alejandro Roy y los barítonos David Menéndez, Simón Orfila y Damián Castillo, bajo la dirección musical de Álvaro Albiach al frente del Coro y la Orquesta de Extremadura.

Solistas, músicos y figurantes, estos últimos para representar a un pueblo de refugiados, dan vida a esta tragedia en tres actos que habla de los conflictos y de la rivalidad entre los pueblos, del amor y del odio congénito del ser humano.

Así, el Teatro Romano de Mérida trasladará a los espectadores a Palestina, a una plaza pública de Gaza y al templo de Dagón, donde hebreos y filisteos se enfrentan en un conflicto sin tregua desde el año 1150 a.C.

La ópera Sanson y Dalila, una coproducción del Festival de Mérida y de la Maestranza de Sevilla, se representará en la capital extremeña los días 27, 29 y 30 de junio.

Todos los asistentes a la presentación hoy del espectáculo, desde directores, escenógrafos, solistas, músicos o figurantes, se ha mostrado emocionados con esta experiencia, que coinciden en definir como única y muy especial y en la que los colectivos de personas con discapacidad han dado a todos "una gran lección de vida", de ilusión, compromiso y ganas, según ha reconocido el propio Cimarro.

Paco Azorín ha declarado que su sueño es que "la opera llegue a todo el mundo", por lo que tiene claro que Sánson y Dalila es el "proyecto más bonito" de su vida, una "obra de ingeniería" de la que dice sentirse "muy orgulloso" y con que invita a reflexionar sobre la cronificación del odio "en la que pueblos enteros se aniquilan sin recordar ya por qué".

El responsable de la coreografía escénica, Carlos Martos, encargado de trabajar con todas las organizaciones que se han sumado al proyecto, como la Once, Plena Inclusión o los colectivos de personas sordas y autistas, se ha subido a la mesa de la rueda de prensa para "romper una barrera más" y leer una emotiva carta de agradecimiento.

Se trata de una misiva dirigida desde Plena Inclusión Extremadura en la que los participantes en esta opera inclusiva dan "mil veces las gracias" por "ponerles en el escenario" y asumir "de verdad" lo que es la plena inclusión y la eliminación de barreras en la cultura.

La secretaria general de Cultura de la Junta de Extremadura, Miriam Díaz Cabezas, ha felicitado a Azorín por su apuesta y ha destacado que el festival de Mérida es "ya un referente del teatro inclusivo y accesible para todos los públicos".

María José Montiel y Noah Stewar se han mostrado igualmente especialmente encantados participar en este proyecto, al igual que Álvaro Albiac, quien ha reconocido que se trata de un proyecto "muy bonito pero muy difícil, pues el Teatro de Mérida, dada sus dimensiones y su acústica, no es el sitio más fácil para ejecutar una ópera.

Pilar Mateos, Antonio Jesús Sayago y Yara Solís, todos ellos de Plena Inclusión, han emocionado nuevamente a los asistentes con sus agradecimientos por la confianza que han depositado en ellos, una experiencia, la de subirse al Teatro Romano de Mérida, para abrir su festival de Teatro Clásico que, según dicen, no olvidarán en la vida.