Ya lo advirtió al respetable en el auditorio. "Soy un hombre poco llorón. Yo me emociono por dentro". Y tanto. Si no ¿cómo es posible no echar una sola lágrima cuando todo el mundo te recuerda lo gran profesional y mejor persona que eres? Imposible no llorar. Tienes que ser Luis Del Olmo.

El maestro de las ondas celebró ayer en Zaragoza la edición número 10.000 de Protagonistas , el programa con el que da los "buenos días" a España desde hace 34 años. Igual que un hombre orquesta, el presentador de Punto Radio ofreció las noticias matutinas, atendió a sus invitados, dio órdenes a los compañeros de sonido, entrevistó y fue entrevistado, piropeó y fue piropeado y, además, le dio tiempo a guiñar el ojo a su mujer y a los cientos de personas que acudieron al Palacio de Congresos de Zaragoza para verle actuar en directo. Todo eso desde las seis de la mañana hasta las dos de la tarde. Olé por sus 70 años.

Vaya de antemano una advertencia: Luis del Olmo no es ninguna estrella. Si lo fuera, explicó él mismo, no se levantaría cada día a las cinco de la mañana. Tras dejar claro su estatus de "currante", Del Olmo se confesó con Julia Otero, que quiso estar presente en Zaragoza, a pesar de que acaba de abandonar el barco de Punto Radio. En la entrevista, el maestro admitió que la lengua tan larga que tiene ("algo menos millonaria y menos viperina que la de Mick Jagger", puntualizó) le ha hecho "meter la pata" y "pecar" en más de una ocasión. Pero los deslices se le perdonan porque para algo es un hombre "creyente".

A LOS ETARRAS, NI AGUA

En su charla con Otero, también hubo tiempo para las críticas. "¿A quién le gustaría tener a 10.000 kilómetros de distancia?", le preguntó. "A nadie", contestó Del Olmo. Pasados unos segundos, apareció el fantasma de Federico Jiménez Losantos. "Bueno, añadió, tal vez me gustaría tener a algún colega a unas cuantas sacristías", añadió. Segunda pregunta conflictiva. "¿A quién no entrevistaría jamás?". La respuesta cosechó un sonoro aplauso: "A los etarras, cabrones y asesinos".

Minutos más tarde, Del Olmo pasó a ser el entrevistador. Y frente a él tenía a uno de sus más duros competidores. Mejor dicho, excompetidores. "¿Volverás a la radio?", le inquirió a Iñaki Gabilondo. "No", respondió tajantemente el actual director y presentador del informativo de noche de Cuatro. Y añadió: "Ha sido un placer competir contigo durante más de 20 años en los que no hemos perdido ni la amistad ni el respeto".

Gabilondo no fue el único profesional que se quitó el sombrero delante de Del Olmo. Olga Viza (RNE) y Carles Francino (SER), entre otros, también entraron en antena para mostrar su respeto por el "maestro". "Hacemos la radio que tú inventaste", afirmó Viza.

Cuando las señales horarias dieron las dos de la tarde, Del Olmo se despidió. "Vamos a hacer juntos unos 2.000 o 3.000 programas más", soltó. Después, se marchó a la comida que organizó para unos 600 invitados. Muchos de ellos, los que partieron de Barcelona, llegaron con retraso, ya que acudieron a Zaragoza en autobús y no en tren debido al descarrilamiento del Euromed. Del Olmo puede ser un dios radiofónico, pero los imprevistos también le azotan. Como a todo el mundo.