--¿El internado necesitaba llegar ya a su desenlace?--Esta pregunta nos la están haciendo desde la segunda temporada. Nos decían que era imposible que la serie siguiera adelante, pero los guionistas han demostrado ahí su buen hacer y su pericia y nos hemos plantado en el capítulo 71º.

--¿Pero no cree que estaba ya un poco quemada?--Creo que hay producciones y determinados formatos que admiten mejor una prolongación, como pueden ser las comedias de situación o las series costumbristas, pero este no es el caso. Para mantener el nivel de intensidad que estamos logrando desde el primer capítulo, prolongar la serie indefinidamente sería absurdo, sobre todo por las complicaciones a nivel de guión de estar buscando continuamente giros y puntos de inflexión.

--¿Su personaje debería morir?--¡Cómo se va a merecer la muerte! Me gustaría un final feliz. Se lo merece después de tanto sufrimiento y calamidades.

--¿Cómo lleva la fama?--La fama es como los zapatos nuevos: tú los ves muy bonitos en la estantería y te los pones, y resulta que son un poco incómodos. Pero luego se van adaptando al pie.--¿No teme que El internado

--¿No teme que le haya encasillado y que le cueste encontrar otros papeles?--El temor siempre va a estar ahí, pero hay tantas cosas a las que les puedes tener miedo... Lo que tengo son muchas ganas de ver qué sucede con mi vida y qué me depara el caprichoso destino. Esta es una profesión muy difícil y yo he sido un privilegiado durante tres años y medio. Si me toca pasarlo mal durante una temporada, creo que no debería atormentarme demasiado por ello y tendré que llevarlo lo mejor posible.

--Está considerado uno de los personajes más sexis de la tele. ¿No le da miedo que se le suba la tontería a la cabeza?--Intento que no sea así, pero es una posibilidad contra la que hay que luchar.