Después de cerrar el 2018 con el galardón a la mejor actriz en el Festival de Málaga por Las distancias y el éxito en taquilla de Superlópez, Alexandra Jiménez (Zaragoza, 1980) ha abierto fuerte el nuevo año, con el estreno en cines de Gente que viene y bah, en la que comparte cartel con Clara Lago y Carmen Maura, y con la serie Hospital Valle Norte, que ofrece TVE-1 los lunes (22.40 horas). Aquí interpreta a la nueva jefa de cirugía de un hospital que sabe lo que es triunfar en la faceta profesional, aunque su vida personal sea un pequeño caos.

Hospital Valle Norte nos hace recordar a la serie de médicos de referencia en el prime time de la tele española, Hospital Central, que estuvo en antena la friolera de 20 temporadas.

Pero series de médicos hay en todos los países, se han hecho muchas. Por lo que sea conectan con el espectador.

¿Qué la diferencia de todas esas otras series ambientadas en hospitales?

Para empezar, que los personajes son otros. Y es interesante ver cómo conjugan su vida personal con la profesional. Lo que conoces de ellos en el hospital es una cara, y cuando te vas adentrando en su vida privada, te das cuenta de que su funcionamiento muchas veces es otro, y vas descubriendo recovecos de estas personalidades que no ves en el quirófano.

También es un poco gore. En el primer capítulo vimos cómo cortaban un hígado.

No llega a ser gore, pero es verdad que las escenas están rodadas de forma bastante explícita.

¿Se ha metido en quirófano para preparar a su personaje, Paula?

Antes de empezar a rodar nos permitieron ir a ver operaciones reales. Lo primero que tienes que superar es la aprensión y poner cara de que no pasa nada y que no te va afectar

¿A usted le afectaba entrar en quirófano?

Muchísimo, siempre me ha afectado incluso ver imágenes en la televisión, así que plantarme en un quirófano y estar a un metro del cirujano viéndole operar fue difícil. Pero, curiosamente, luego te olvidas de la aprensión que te provoca y comienza una admiración absoluta hacia el trabajo que hace esta gente. La templanza con que se ponen a realizar su trabajo sabiendo que tienen en sus manos una responsabilidad tremenda.

Le ha tocado un papel fuerte, porque es una mujer de armas tomar.

Tiene una personalidad muy rotunda, es una mujer con una seguridad aplastante sobre quién es ella en el trabajo y sobre cuál es su labor.

En cambio, su vida personal es más caótica, lo que la humaniza.

Sí, no tiene esa misma destreza para manejarse con dos hijos de matrimonios distintos y una vida que le desborda porque no sabe cómo afrontarla de la misma manera que su trabajo. Lo bonito que tiene la serie es que te cuenta quiénes son esas personas que hay detrás de la máscara y la bata de médico.

¿Se reconoce en esa Paula triunfadora en su trabajo?

Yo tengo un pronto parecido.

¿Y es tan segura como ella?

No, soy bastante más insegura, al menos expongo más mis inseguridades.

¿Cree que su personaje refleja eso de que, en un cargo importante, siendo mujer tienes que demostrar más que los hombres?

Yo creo que el personaje no se plantea si tiene que demostrar algo o no, ella es así y tiene los ovarios de acero.

A usted la solemos asociar a comedias, pero los premios se los han dado por dos dramas, 100 metros, que le reportó el Gaudí, y Las distancias, que la ha llevado a triunfar en el Festival de Málaga.

Es que yo creo que por comedia no suelen premiar a nadie. Por alguna extraña razón, cuando haces una comedia no suele formar parte del juego de los premios, aunque conecte y guste al público. Y no entiendo por qué.

Y eso que debe de ser más difícil hacer reír que llorar.

Yo no sé si es más difícil, pero desde luego es muy difícil, y sobre todo muchas veces hay trabajos de gran precisión. No sé hasta qué punto somos capaces de apreciar el trabajo que hay detrás de ciertas comedias, pero no se suele tener en cuenta. Tampoco pasa nada, porque el objetivo final es conectar con el espectador.

Su carrera iba encaminada hacia el ballet, pero una lesión en el pie cambió su vida. ¿Se lo ha agradecido muchas veces, viendo cómo le va como actriz?

Sí, en su día incluso le pedí a la lesión que no se fuera para poder dejar el ballet y empezar de cero con la interpretación.

Fue la excusa perfecta.

Fue una lesión real, y de hecho me resiento cuando llueve, pero fue una muy buena excusa. Yo sabía que había terminado una etapa y tenía que atreverme a empezar otra.

¿Todavía le persigue el papel de África en Los Serrano?

No es que me persiga, forma parte de mi trayectoria y es maravilloso que sea así, porque sin eso probablemente todos los demás pasos no hubieran sido posibles. Al final todo cuenta, todo suma y es importante. Incluso las cosas que a las que a lo mejor no le damos tanto valor, como un personaje episódico, luego resulta que sí que eran piezas claves en un giro determinado en tu vida. Todo es un puzle y cada pieza tiene su lugar.

El tirón de La voz en Antena 3 no está dando margen a la competencia los lunes. ¿Le preocupa?

Es el juego de la televisión. Y yo considero que la vida de una serie, igual que una película, va más allá de un resultado de audiencia. Ojalá sea disfrutable para el que la quiera ver en el momento que se emita o en un futuro!

Usted trabajó con Leticia Dolera en su debut como directora en la película Requisitos para ser una persona normal. ¿Qué opina de la polémica por el despido de Aina Clotet por su embarazo?

Hay algo que no acabo de asimilar: 'Hacia dónde estamos yendo con esa necesidad que tenemos prácticamente todos de opinar radicalmente sobre cosas que ni nos conciernen ni conocemos en profundidad!

Vamos, que no opinará.

Hay una especie de obsesión por sentirnos obligados a tener una opinión formada sobre cosas que ni conocemos. Yo no puedo saber lo que le pasa a alguien por lo que lea en internet o una revista. Nadie debería juzgar sin conocer; de hecho nadie debería juzgar aun sabiendo del tema. Métete en sus asuntos y vive y deja vivir!