'Masterchef 8' ha sido la edición con más piques y estrategias del concurso culinario de TVE-1, pero su ganadora, Ana Iglesias, ha sabido mantenerse siempre al margen de los conflictos. "Ha tenido un comportamiento ejemplar", han destacado de ella los jueces. Esta joven empresaria madrileña de 24 años, dedicada hasta hace unos meses a su firma de joyas, piensa combinar a partir de ahora su pasión por la orfebrería con los fogones y no deja de acumular proyectos: la semana que viene publica su primer libro de cocina, prepara una línea de delantales y mantelería e incluirá uno de sus platos de la final, su pichón con boletus y cremoso de cereza, en el restaurante 'Masterchef'.

Tanto pollito y gallo en la final, como apodaron a sus contrincantes (Andy e Iván), y usted ha sido la reina del corral.

(Ríe). Al final, estar a la sombra del gallo y el pollito me ha venido bien.

Para muchos de sus compañeros, Iván era el rival a batir, y eso que usted fue la primera en ganarse la chaquetilla para la prueba final.

Para mí, Iván ha sido tan referente en el programa por amistad y convivencia, que todo eso también me lo he llevado al plano de la cocina. Siempre lo he visto cocinar muy bien y, por admiración o lo que fuera, le teníamos muy bien posicionado.

¿Le benefició a usted que no la consideraran la gran favorita de la final para poder centrarse más?

Sí, lo he preferido porque, si llego a pensar que soy favorita, me habría agobiado y me habría hecho un lío.

Sus dos compañeros, Iván y Andy, arrastraban una gran rivalidad. ¿Le vino bien a usted mantenerse al margen?

Totalmente. Ellos estaban centrados en su rivalidad y yo siempre he trabajado mejor yendo a lo mío.

'Masterchef 8' ha sido la edición con más piques de todas las que hemos visto del concurso.

Sí, pero han sido graciosos, siempre dentro de un humor muy bueno. Yo no me he metido en nada porque no suelo hacerlo nunca y, menos con mis compañeros. Pero sí, piques no han faltado.

Entre piques, también ha salido la 'chupipandi', como decía Andy del grupo que formó con Iván, Luna y Alberto.

El confinamiento hizo que, por afinidad, nos juntásemos más con unos que con otros y salió un grupo muy bueno de amigos.

¿Y esos conflictos que hemos visto en los fogones no llegaron a la casa en la que convivían los concursantes?

Como nos juntábamos todos con nuestros amigos y nuestro grupito, no había tiempo para puyas. Al final, en una convivencia intentas estar con quien estás bien y no hay tiempo para discutir. Las discusiones y puyas se quedaban siempre en las cocinas.

La tacharon de estratega cuando, en la semifinal, emparejó a Andy y José Mari, con los que no tenía tanta afinidad, y este último acabó siendo expulsado.

Yo me llevaba muy bien con Alberto, Luna e Iván, y por las pruebas exteriores que habíamos tenido sabíamos perfectamente que con Andy y José Mari no se trabajaba muy bien. Mi única intención fue que mis compañeros cocinasen bien. No llevaría a nadie a posta a la eliminación.

Los jueces han resaltado su comportamiento ejemplar. Nunca se le han visto malos gestos en las pruebas, y eso que sería incluso comprensible con tanta presión.

Con esos nervios y esa tensión, puede salir cualquier cosa. Pero siempre he sido yo misma, no he intentado fingir nada, y así es como los jueces han sabido ver lo bueno que tenía. No he intentado crear conflicto en ningún momento.

¿Siempre es tan zen?

Completamente, soy así en mi vida. Me parece que los nervios y las malas maneras no llevan a ningún lado. De hecho, si dices las cosas bien, siempre te van a hacer más caso. He intentado crear buen ambiente porque me parece que así las cosas salen mejor.

Si hubiese ganado, con los 100.000 euros del premio Andy quería abrir "un restaurante para las altas esferas". ¿Qué hará usted con ese dinero?

Tengo muy claro que algún proyecto culinario voy a montar. Y seguro invierto una parte en formación para seguir aprendiendo un montón, que al final es lo importante.

¿Piensa en un restaurante?

No tengo ni idea, ahora mismo estoy abierta a todo, y a ver lo que va surgiendo. De momento, tengo unas ganas tremendas de irme al Basque Culinary Center a aprender.

Usted tiene una línea de joyas. ¿Dejará aparcada esa faceta por la cocina?

Mi idea es no abandonar ninguna de las dos cosas. Por suerte, tengo un equipo superbueno a mi lado en mi marca de joyas que me permite que siga funcionando igual de bien, así que no me cierro a nada. Ahora mismo estoy superabierta a seguir formándome en cocina y me las apañaré como sea para poder hacer las dos cosas. Además, mi primer miniproyecto relacionado con la moda y la cocina es que voy a lanzar una línea de delantales, manteles, servilletas, y todos los accesorios necesarios para estar a la moda cocinando. Es un proyecto superespecial que surge de un delantal que me preparé para el primer 'casting' y que a la gente le encantó.

La joyería fue, de hecho, la línea argumental de los platos que presentó en la final.

Quería relacionar el mundo de la joyería y la cocina en la final. Y como tuvimos un confinamiento de por medio que me dio mucho que pensar, decidí que si llegaba a la final iba a preparar algo por ahí. Y la verdad que me parece que encontré la manera perfecta para tener un hilo entre las dos cosas y poder explicarle a la gente lo que siento por las dos artes.

Este año los jueces han dado más caña a Andy, por sus "platos pretenciosos", pero usted no se ha llevado muchas broncas.

Me han encantado los tres. Tienen su papel de jueces y de gruñones muchas veces, pero siempre ha habido una relación superbuena. Conmigo se han portado superbien y estoy superagradecida. Es verdad que se portan mal si a lo mejor creas algún conflicto, y yo no los he creado.

En las redes, a Samantha Vallejo-Nájera le han recriminado sus gritos a los concursantes. ¿Ustedes no se toman tan a pecho los gritos cuando están concursando?

A mí Samantha me parece genial y, dentro de lo superauténtica que es ella, están esos gritos que pega. Pero no pasa nada, cada uno es como es. Ella tiene esa manera de expresarse y a mí me hace mucha gracia.

Como buena amiga de Luna y Alberto, ha sido testigo de primera mano de su relación en el concurso. ¿No cree que una historia sentimental en el programa puede ser contraproducente, porque no te hace estar totalmente centrado en la cocina?

Puedes estar en un romance y estar centrado igualmente. Creo que les trajo cosas buenas porque se apoyaron entre ellos mucho.

A Alberto ya le ha salido una propuesta de Jordi Cruz para visitar su restaurante. ¿A usted le han hecho alguna los jueces?

Jordi me dijo que si quería participar en un nuevo proyecto que estaban preparando, algo como de un museo de joyas y cocina, que para mí era perfecto.

¿Es un proyecto personal de Jordi Cruz o de 'Masterchef'?

No lo sé muy bien, no me quedó claro, fue una conversación muy rápida y tengo que hablarlo de nuevo con él.

Hace unos días se filtó que usted iba a ganar 'Masterchef' porque una de la exconcursantes, Saray, lo colgó en su cuenta de Instagram. Luego lo borró y dijo que era el resultado que ella quería, pero dio los puestos de los cinco finalistas tal y como han quedado realmente.

En estos programas que se viven con tanta intensidad, siempre hay alguien que te intenta decir lo que piensa, en este caso Saray. No sé si ella pensaba lo que iba a pasar o lo sabía, pero me da pena que los espectadores hayan tenido 'spoilers', aunque tampoco le doy importancia.