En el libro que acaba de salir a la venta, Acabar con el personaje (Plaza Janés), la excorresponsal de TVE Angela Rodicio ajusta cuentas con los gestores de la televisión pública, que la despidieron en febrero del 2004 por supuestas irregularidades en la gestión económica de la corresponsalía en Jerusalén, de la que era responsable. En el texto denuncia que fueron razones políticas, derivadas de su postura objetiva al informar de la guerra de Irak, contrarias a las del PP, y no económicas, las que la llevaron a la calle.

"En la Moncloa, Aznar y sus hombres tomaban nota. ¿Quién me había creído que era? ¿Cómo había osado aguarles la fiesta?", cuenta la periodista en el libro sobre el aprecio que al PP le merecían sus crónicas. Luego explica que, a partir de ese momento, "iban a poner en marcha todos los mecanismos para saberlo todo sobre mí y poder eliminarme".

MALVERSACION

El mecanismo que encontraron para despedirla fue acusarla de malversar 36.147 euros en gastos personales. Según Rodicio, en una corresponsalía como la de Oriente Medio, y en medio de una guerra como la de Irak, había que hacer mil gastos sin justificar, y no se podía pagar una confidencia por transferencia, ni pedir justificante por una comida cerca del frente de batalla, o por un viaje que podía alcanzar precios astronómicos.

Eran prácticas "habituales" en situaciones similares, pero que a ella le costaron el puesto, asegura. "Tanto la empresa como yo lo sabíamos y había un acuerdo tácito para hacer así las cosas", explicó Rodicio.

La periodista no se recata en calificar de "servil" y "sicario" a Alfredo Urdaci, director de informativos de TVE entonces. O de contar cómo pagaba Arturo Pérez Reverte --uno de sus enemigos históricos en TVE-- a soldados para que salieran disparando en sus crónicas y pareciera que estaba en primera línea.

El libro finaliza con el fallo judicial que en junio del 2004 declaró nulo el despido de Rodicio, una sentencia contra la que TVE impuso en su momento un recurso, que aún no se ha visto en los tribunales.