Hasta hace bien poco, Ahmet Sel§uk zen, un hombre de cejas espesas, grueso mostacho y gafas ahumadas del noroeste de Turquía, era simplemente un profesor asociado del Departamento de Biología de la Universidad de Dumlupinar y un buen amante de los animales. Ahora, tal y como anunció pomposamente, es el creador del "lobo turco", un cruce entre lobo común y kangal de Sivas (similar al mastín).

No es asunto baladí en estos días en los que, tras el asesinato del periodista turco de origen armenio Hrant Dink a manos de un ultra, se reavivan los debates sobre el nacionalismo y la identidad de Turquía. El lobo ocupa un lugar destacado en la mitología turca: según la leyenda, los turcos proceden de un niño criado por la loba Asena. El lobo es también el símbolo de los ultranacionalistas, cuyos grupos paramilitares, como los Lobos Grises, perpetraron varios atentados durante los años 70, 80 y 90 contra izquierdistas.

Kurtlar Vadisi (El Valle de los Lobos) es una polémica serie en la que un antiguo miembro del servicio de espionaje turco, Polat Alemdar, se dedica a tomarse la justicia por su mano a fin de salvar el honor de Turquía frente a los enemigos externos e internos, sin importarle si los métodos que utiliza son legales o no. Una serie de acción al más puro estilo de Hollywood. El año pasado la historia se llevó a las pantallas con gran éxito de público y también fuertes críticas internacionales, pues Alemdar y sus hombres se dedicaban a vengar a un compañero en un Irak gobernado por crueles estadounidenses.

LA SEGUNDA PARTE

La pasada semana, por si los ánimos no estaban suficientemente encendidos, comenzó a difundirse en televisión el tráiler de la segunda parte: El Valle de los Lobos: Terrorismo, en la que los malos serán separatistas kurdos.

En apenas 10 días el Consejo Supremo de Radio y Televisión (RT K, en sus siglas turcas) ha recibido 700 quejas y peticiones para que la serie sea prohibida porque "puede incitar al terrorismo, diseminar el odio hacia los kurdos y crear desórdenes psicológicos entre la juventud", según el columnista Yusuf Kanli. Y es que, como han manifestado con preocupación padres, periodistas y profesores, Alemdar y sus patriotas tienen mucha influencia en los adolescentes, que imitan su modo de vestir y sus maneras agresivas y pueden ser blanco fácil de los populistas mensajes del nacionalismo.

Así que llevado por ese amor a la patria y a la raza debió actuar zen, el creador de la variante turca de perro lobo, que afirma orgulloso: "Si existe el lobo siberiano y el lobo alemán, ¿por qué no el lobo turco?". Pero no le fue fácil llegar a tal resultado: "Trabajé en ello durante tres años y medio. El cruce no se podía hacer genéticamente, así que tuvimos que cruzar a los animales manualmente", explicó zen a los medios de comunicación. El lobo turco es hijo de un lobo común y del kangal de Sivas, una raza autóctona muy apreciada en la región como pastor de ovejas.

Lástima que después de conocerse la noticia un veterinario de cría de perros kangal de la Universidad Cumhuriyet de Sivas contradijo a zen: "En Sivas los perros kangal que no tienen dueño se mezclan habitualmente con lobos. Es decir que ya tenemos ese tipo. Nosotros les llamamos simplemente perros callejeros".