De los actos para celebrar la captura del malo (Sadam Husein) que el domingo todas las televisiones ofrecieron con holgura, la estampa más bonita nos la deparó la ministra Ana Palacio en su alocución a la prensa desde el Palacio de Viana, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores que ella dirige. Para ocasión tan entusiastica se vistió con una deliciosa chaqueta de corte militar, color verde olivo suave, con brillos en la textura del tejido --para darle un punto de alegría al castrense hieratismo de la prenda-- y en lugar de galones o medallas, que quizá serían mal entendidas, se colocó un broche delicadísimo: dos medias lunas engarzadas, realizadas en material fino, seguramente oro amarillo. Fue un detalle la mar de islamista.

El discurso de la ministra quedó reforzadísimo. En particular, cuando dijo: "La sombra siniestra de Sadam planeaba sobre la libertad recuperada del pueblo iraquí". ¡Ah! qué satisfacción debió de sentir Ana Palacio al poder usar, por fin, el pretérito volante "planeaba" al referirse a Sadam Husein.

Cabe ahora esperar que no sigan planeando por el cielo iraquí más que las aves propias del país. Y que los pájaros foráneos que vuelan en nombre de una libertad lograda a golpe de misil, concluyan.

Parada, a dos carrillos --. Aunque no comentó nada José Manuel Parada, el sábado por la tarde, acerca de su probable relevo al frente del programa Cine de barrio (TVE-1), sí notamos en él, en cambio, un hambre feroz. Fíjense: comenzó con los hojaldres navideños Nevaditos de Reglero, siguió con dos botellas de vino del Bierzo, y acabó en la matanza del cerdo de Utiel, poniéndose morado de longanizas y chorizo picantón. ¡Ah!, quizá José Manuel Parada está intuyendo que se le está acabando la merienda, y aprovecha los últimos momentos.