Berto Romero es presentador y showman . Su papel de sobrino de Andreu Buenafuente en el late night que este presenta en La Sexta le ha catapultado a la fama. Ahora, aprovechando las vacaciones de Buenafuente, Berto le sustituye al frente del programa de la cadena privada, de martes a jueves, a las 0.00 horas.

--¿No envidia al resto de los humanos que van de vacaciones?--¡Para nada! Tampoco echo de menos salir de noche. Nunca lo había hecho mucho, pero es que ahora no tengo necesidad. Me lo paso bien haciendo el programa.

-¿El Berto de la tele es usted?--Definirme me cuesta. Soy lo que me he ido haciendo. No he tenido vocación ni de hacer teatro ni televisión ni radio.

--¿Casualidades?--Sí. Nunca he pensado que estuviera capacitado para hacer esto o lo otro. Lo único que he tenido es necesidad de expresarme. La canalización ha venido sola.

--¡Y de qué manera!--Estoy muy contento. Nunca he vivido una frustración por no haber logrado algo. Pero es que no me había propuesto nada.

--¿Qué se necesita para llevar un programa como este?--Algo que sea más verdad que un personaje. Has de sacar algo de ti. Eso, supongo, es lo que vio Andreu Buenafuente en mí. Una determinada manera de ser. Berto soy yo.

--¡Hábleme del subidón del directo en televisión!--Es un trabajo muy gratificante, pero que desgasta mucho. Te chupa la energía. Muy distinto de cuando ha- cía la sección Bertovisión. Al tener toda la responsabilidad de la conducción del programa, todos los golpes dan en ti. Y, cuando funciona, te creces, pero cuando no funciona, casi te aniquila. Y mi carrera siempre está al descubierto.

Bertovisión.

--¿Aprender demasiado puede ir en contra de su personaje?--No, porque me interesa aprender, pero también el proceso de aprendizaje. El camino.

--¿Qué le dice su familia?--Pues, curiosamente, tienen un criterio muy acertado. Ayer hablé con mi madre del último programa y me dijo que lo había visto con más ritmo y más dinámico.

--¿Ha perdido ya el miedo a entrevistar a los invitados?--Me da mucho respeto y es donde me siento más incómodo, porque tengo que escuchar y ser ingenioso, pero sin pasarme. No me gustan las entrevistas en las que el presentador es la estrella y el otro, un monigote.

--¿Controla mucho el tío Buenafuente desde la distancia?--El primer día estuvo en el plató. Ahora ya no, pero me ha llamado y me ha dicho: ´¡Por el amor de Dios, no bebas más agua!´. Andreu, más que dirigir, encauza. Respeta mucho las inquietudes de sus colaboradores. Y nos deja margen para que nos equivoquemos. Da su opinión, corrige, pero nos deja hacer.

--"Tú has venido para quedarte". ¿Así le fichó Andreu?--Ya no me acuerdo, porque me dice cosas tan emocionantes, que luego me da vergüenza y me olvido.

--Qué bien que le diga cosas emocionantes el jefe, ¿no?--Soy muy afortunado. Nunca me ha visto como un peligro y yo no soy una amenaza para él. Y no es una tontería, porque cualquiera que pudiera tener en casa a un tipo con un perfil parecido al suyo podría prescindir de él, y en cambio Andreu siempre me ha querido dar alas.

--¿De dónde le sale la vena escatológica que le caracteriza?--El tema cacas me hace gracia. Y soy catalán. Nosotros ponemos a un señor haciendo caca al lado de Jesús en el pesebre. O el cagatió, un tipo al que hacen defecar por medio de la violencia. No he superado esa etapa de mi niñez. Cuando los fotógrafos me piden una risa, les digo: ´Dime nombres de cacas para que me ría´. Y así me entra la risa.

cagatió,

--A mí me hacen gracia sus gafas, que no tienen cristal.--Ese es otro de mis traumas. ¡Toda mi familia lleva gafas y siempre que se dan besos chocan con ellas. Y yo, que con esta nariz podría llevar las gafas que quisiera, ¡va y tengo una vista estupenda! Me las regaló un amigo y se han convertido en un símbolo. De paso me parezco a mi tío Buenafuente.--¿Cómo conoció a su tío

--¿Cómo conoció a su ?--Nos escuchó en Radio 4 y su equipo se puso en contacto con nosotros. Y empezamos a presentar proyectos. Pero todo eso sin conocer a Andreu. Incluso Rafael Barcelona, mi socio, me decía: "¡A ver cuándo nos lo enseñan!". Alguna vez lo veíamos pasar, nos saludaba de lejos, pero nada más. Y día me vino a ver al teatro donde yo actuaba.

--Y usted ¿sabía que venía?--Sí, y estaba cagaete. Al final nos saludamos y me propuso hacer un fragmento del espectáculo en su programa. Y el último día que emitía en Antena 3 TV hablamos de hacer más cosas juntos en el futuro. Y hasta hoy.

cagaete.

--¿Y el futuro, ahora?--Tengo terror a planificar. Sin hacer planes estoy aquí. El día que me proponga hacer algo, quizá me salga mal. Entonces... ¡a lo que venga!