Después de un año «en barbecho» televisivo porque quería que le «echaran en falta antes que aburrir», el cocinero David de Jorge regresa con El sabor es ciego, concurso culinario que enriquece la parrilla porque «cuantos más programas de cocina haya en televisión más feliz será la audiencia». Lo argumenta, en una entrevista con Efe, en la que asegura que la cocina busca «la felicidad de la gente», objetivo con el que afrontó Robin Food en Telecinco y ahora en El sabor es ciego, a partir de mañana a las 14.30 horas en Nova, en el que cuatro cocinillas competirán por 2.000 euros elaborando los mismos platos con idénticos ingredientes pero sin poder probarlos.

Los concursantes lucharán contra el reloj y los nervios para después catar todos platos a ciegas y puntuarlos del 1 al 5, tras lo que David de Jorge emitirá su propia evaluación y la suma de todos determinará al ganador.

«Hay diversión a tope, un ritmo frenético, la gente se va a quedar con ganas de más», asegura el guipuzcoano, quien reconoce que es «muy difícil buscar el punto a unas albóndigas sin meter cuchara». Por eso, en los cinco programas que llevan grabados por el momento, ha probado «cosas muy ricas», pero también «guarrindongadas», de las que se convirtió en notario al animar a sus lectores a compartirlas. «El guarrindonguismo es la máxima expresión de la gastronomía: es barato, se comete con nocturnidad y alevosía, y hay pocas experiencias que provoquen tango gozo», dice el chef.