En la próxima madrugada, cientos de millones de personas en todo el mundo se sentarán ante el televisor para conocer el resultado de las elecciones norteamericanas. Más allá de la política, muchos lo seguirán como quien contempla una final deportiva, o un gran concurso que lleva más de dos años en antena, o una película trepidante. El gran duelo. ¿Quién se llevará el trofeo, Obama o McCain? Hace años que la noche electoral busca símbolos que permitan la identificación del espectador: dos candidatos, dos partidos, dos colores básicos (rojo y azul), dos animales (el asno y el elefante). Así, resulta perverso imaginarse que los meses de campaña, los dólares recaudados y las encuestas son solo un entrenamiento para la gran cita.

Nada se deja al azar en televisión y el 4 de noviembre, martes, es una fecha ideal para atraer a la audiencia. Hace unos días terminaron las Series Mundiales de Béisbol, este fin de semana se celebró Halloween y a finales de mes llegará el Día de Acción de Gracias, fecha que paraliza al país. La liga de fútbol americano se está poniendo interesante, con lo que el lunes por la noche --día del partido televisado-- no habría sido una buena opción.

Todo esto no es nuevo. El medio televisivo lleva décadas dando un formato de espectáculo a las elecciones en EEUU y de allí al mundo entero. Las cadenas de información tipo CNN o FOX han modelado los tiempos de discurso y el tono de las entrevistas. Pero en estas elecciones ha aumentado la influencia de los programas de humor. Las primarias entre Hillary Clinton y Barack Obama, y la irrupción de la número dos republicana, Sarah Palin, han dado al programa Saturday Night Live, de la NBC, las mejores audiencias de los últimos años. Las imitaciones que Tina Fey realizaba cada semana de Sarah Palin, parodiando su discurso de mamá conservadora, han dado la vuelta al mundo gracias a YouTube.

Los propios candidatos se han prestado al juego. El sábado pasado, un McCain bonachón y medio entregado protagonizó con la falsa Palin un gag que ironizaba sobre el publirreportaje que la candidatura de Obama había emitido el jueves. Ese día, el gran humorista político del momento, Jon Stewart, entrevistaba a Obama y fabulaba sobre el destino de los millones de dólares que ha recaudado sin tiempo para gastarlos. Es probable que, a estas alturas, el programa diario de Jon Stewart y el de Stephen Colbert, un patriota de parodia, sean la mejor forma de comprender la campaña de ambos candidatos. Se pueden seguir en inglés en www.thedailyshow.com --y crean adicción--.