Tras 1.285 noches escandalizando a todo el que quisiera escandalizarse, y ocho años como rey absoluto de las madrugadas televisivas, hoy (0.45, Tele 5) se despide Crónicas marcianas , un fenómeno mediático con el que Xavier Sard y su circo han llevado al límite la máxima del Nobel Bertrand Russell: "Fuera de la voluntad humana no hay patrón moral".

Y la voluntad de Sard ha sido obsesiva: ser el número uno de audiencia con una propuesta transgresora, provocativa, al límite de lo políticamente correcto, demostrando que los tabús y los límites morales son tan intangibles como las mismas imágenes de televisión. Criticado, despreciado e incluso vilipendiado por la sociedad bienpensante, Sard se ha reído con la prepotencia que le da el tener más de un millón y medio de súbditos (casi el 30% de la audiencia) a sus pies. Y sabiendo que, "el que se atreve a más es el que más razón tiene" (Dostoyevski). Y él tiene toda la razón.

Pero como no es marciano, sino un ser humano, ya no puede más. Y se le nota: ya es incapaz de hilvanar aquellos brillantes y cínicos monólogos en los que que atizaba a todo aquel que mentase su catadura moral. Así, un desfondado Sard cierra hoy su barraca y se toma --según afirmó él mismo, y muy a pesar de Tele 5-- un año sabático para recargar pilas y replantearse el futuro. Aunque en este 2005 le han salido --por fin-- algunos rivales contestones (Buenafuente en A-3, y Dos rombos , en TVE-1), la verdadera razón de este hasta luego hay que buscarla en el agotamiento de un programa que ya no da más de sí y al evidente cansancio psíquico de su estrella. Y a todo esto se suma el golpe que le supuso a Sard la muerte de Joan Ramon Mainat (noviembre del 2004 ). Mainat, productor ejecutivo de Crónicas marcianas, era el cerebro gris del show y amigo personal de Sard .

REFLEXIONES

Pero de esto, ni de nada, habla Sard , reacio a cualquier aparición pública. Por eso, ante la inaccesibilidad del rey, hay que buscar sus reflexiones en un libro, Me encanta que me hagas esta pregunta (Aguilar, 2003).

En el libro, hace repaso a diversos asuntos relacionados con su programa. En primer lugar, habla de la filosofía de Crónicas y de su faceta escandalosa y de telebasura. "Prefiero mil veces un programa en el que la gente se moja, un programa duro, escabroso, incluso con momentos de clarísimo mal rollo, que el aburrimiento .... Desde posturas de madres Teresa de Calcuta del periodismo no se puede criticar una televisión popular en una franja horaria que debe explorar los límites .... Mi criterio es que un minuto de aburrimiento en televisión es peor que un minuto de riesgo y de pasarse de la raya .... Prefiero pasarme que aburrir".

Sobre las críticas a su programa, el periodista las desprecia: "Lo que opina la gente de la televisión sobre la televisión me importa un pepino .... CM tiene unos enemigos claros: los sectores conservadores de la sociedad española, la Iglesia católica y los progres trasnochados .... Cuando un nuevo programa recibe el aplauso unánime de la crítica, los directivos de la cadena empiezan a temblar".

EL PUBLICO Y EL FUTURO

Sobre la audiencia, Sard afirma: "Sois los que decidís qué programas se quedan y cuáles son los que se van. Considerar que los demás son borregos y algunos, pocos, iluminados me desagrada. No me gustaría ser de los que catalogan así a un número de ciudadanos, tan grande, que opta por un determinado programa desde hace seis años". Y respecto al futuro, Sard lo tenía claro en el 2003: "Me importa tres pepinos lo que suceda dentro de unos años con CM .... La TV es como el Estado, nunca desaparecerá, siempre habrá el sustituto adecuado, y tanto la TV como el Estado siempre encontrarán gente tan mediocre como yo o como Aznar".