--Después de 200 ediciones, Cuarto milenio resiste en la dura medianoche dominical. ¿Cuál es el secreto?

--La conjunción de entusiasmo y de creer en lo que uno hace. Pensar que es importante para la gente y, sobre todo, disfrutar haciéndolo.

--¿Por qué un día de puertas abiertas para la edición 200?

--Queríamos dar un paso más. La gente verá secretos de dentro de la nave, el atrezo que usamos, las recreaciones, los utensilios forenses... Intentamos ser cercanos y acortaremos más la distancia con nuestros espectadores.

--¿Qué cree que busca la audiencia?

--Hay una parte de todos nosotros que sabe que hay un gran misterio en la propia vida, que llegará un momento en que no sabrá lo que va a pasar. El público quiere resolver dudas.

--¿Realmente nos interesa tanto lo oculto o lo inexplicable?

--Sí, porque a pesar de tener internet y todo tipo de adelantos, las grandes preguntas de la vida son las mismas que se hacía el hombre neanderthal: ¿Qué somos?, ¿dónde estamos?, ¿qué viene después? No saber resolver estos interrogantes hace que la gente tenga curiosidad por el misterio.

--Tras cinco años en antena, ¿no se les han acabado las historias de corte misterioso?

--Hemos logrado hacer temas completamente ajenos a lo paranormal. Los programas de más audiencia son los que no hablan de misterio y fantasmas. El gran misterio es que mañana celebremos 200 programas.

--¿Cuáles son sus referentes?

--Hay una figura que me ha marcado mucho, porque le considero el mejor comunicador de todos los tiempos: Félix Rodríguez de la Fuente. Cuando le veo, me doy cuenta de que era un extraterrestre auténtico.

--Hay espacios que parodian su programa. ¿Qué opina de eso?

--Lo hacen por competencias. Pero lo más importante es que hablen de mí. Lo raro sería que nadie se fijara en un programa que pretende ser diferente. Es otra señal de la fuerza que tiene Cuarto milenio .