Pese a emitirse pasada la una de la madrugada, la rigurosa divulgación científica de Redes tiene un considerable número de incondicionales: durante la última temporada, una media de 126.000 espectadores, lo que significa una cuota del 5,2%, similar a la media de La 2.

--¿Qué representa Redes en la televisión española?

--Los cambios culturales son tan lentos que cuesta mucho darnos cuenta de algo que está ocurriendo, y que yo mismo decía hace 10 años que estaba ocurriendo aunque todavía no era verdad, y que ahora aflora: la irrupción de la ciencia en la cultura popular. El programa Redes ha sido un ejemplo modesto de esta irrupción.

--Pero una década es mucho para cualquier programa. ¿Cómo es que el suyo ha durado tanto?

--Entre otras razones, porque salimos de madrugada. El mérito de Redes ha sido sugerir, no digo demostrar, pero sí sugerir, que la ciencia es compatible con el entretenimiento.

--¿Pero la una de la madrugada no es muy tarde para sugerir?

--Nunca me he quejado del horario, al contrario de lo que hace toda mi audiencia. Cuando alguien me dice que le gusta Redes, siempre le contesto: pobre, eso es que duermes mal. Pero no me quejo, porque ese horario nos ha dado una gran independencia y nos ha permitido crear un equipo híbrido de científicos y especialistas mediáticos. Además, la digitalización de los medios ha avanzado tanto que ya se puede bajar un programa a cualquier hora dándole a una tecla. Redes ya se emite por canales digitales. Nunca me dio miedo el que nos quedáramos aislados.

--¿Qué le parece la televisión que se hace en España?

--Afortunadamente, tengo muy poco tiempo para ver televisión, pero algo veo, y pienso que a veces nos confundimos creyendo que hay que renunciar al entretenimiento para tener programas buenos, cuando creo que de lo que se trata es hacer buenos programas que entretengan.

Redes. La 2, 01.15