Un total de 120 cámaras de alta definición, 70 micrófonos y 70 kilómetros de fibra óptica. Este es el material que utilizan 200 profesionales cualificados para no perder de vista a unos bólidos que vuelan bajito: a 300 kilómetros por hora. Pero hay más. A esta cobertura que capta hasta la hierba del circuito de Montmeló que levantan los neumáticos de los fórmula 1, se suman el pequeño ejército de Movistar+ que personaliza para sus clientes los entrenos y la carrera del GP de España (que emite mañana en exclusiva): tres cámaras más y 70 personas. «Es una gran movida, pero es la única manera, si queremos un producto de alta calidad y en las mejores condiciones», explica Óscar del Castillo, director de la F-1 en Movistar+, quien apunta que, pese a la marcha de Fernando Alonso, «el Mundial sigue siendo uno de los productos más exitosos de M+, superando de largo los 200.000 seguidores [que pagan un plus de 7 euros para acceder a la F-1] en las carreras».

De Movistar+ se han desplazado este fin de semana a Montmeló 25 profesionales, entre periodistas y técnicos. Y como voz cantante de las transmisiones, Antonio Lobato, quizás el mejor comentarista televisivo de este deporte que, tras dos años retirado, ha vuelto al circo. Eso sí, con condiciones. «Pedí a Movistar+ que no quería ser responsable de nada, solo dedicarme a locutar las carreras, que es lo que me gusta. Y que solo me desplazaría a cuatro o cinco grandes premios, y el resto lo haría desde Madrid, con monitor», explica Lobato. Aceptaron y aquí está.

«En el 2004 empecé en la F-1, y por entonces lo hacía absolutamente todo: era el director, el productor, el realizador, hacía las entrevistas, los reportajes y, corriendo, a retransmitir la carrera -recuerda-. Los lunes, cuando bajaba la adrenalina, era una piltrafa. Y, claro, con los años acabé muy quemado, y lo dejé. Pero ahora, es Disneylandia: en Movistar+ hay un gran equipo, todos saben lo que tienen que hacer y solo me preocupo de narrar lo que veo y poner emoción. Es la parte más creativa y fantástica», dice el veterano periodista.

Si Lobato se dedica a explicar qué pasa en el asfalto, Noemí de Miguel y Miguel Portillo se encargan de descubrir qué se trama en los boxes. De Miguel, un torbellino en el pit lane, entrevista a los pilotos y les saca algo más que tópicos. Lo logra con ingenio y sin remilgos. Así se ganó al mismísimo Lewis Hamilton. «Le pedí consejo para correr en kárting, le pregunté por el surf , que le apasiona, y por la moda... Eso le sorprendió, pero le gustó... Están cansados de que siempre les pregunten lo mismo», dice la periodista, que reconoce que es una privilegiada, aunque apunta que es «muy duro estar viajando todo el año, con cientos de horas en aeropuertos. Y si eres mujer, más. No se puede una plantear la maternidad con este ritmo. Las cosas están cambiando, sí, pero queda mucho camino, y más en este mundo», afirma.

Si De Miguel entrevista a pilotos, Miguel Portillo es el encargado de espiar los bólidos: recorre el pit lane para observar el más mínimo cambio en la mecánica del coche, secretos de alto estado que solo una enciclopedia de la tecnología, como él, puede descubrir.