"Buenas noches y bienvenidos a todos". Así abre este hijo de español y de francesa su informativo de las 20.00 horas en el canal público France 2, el segundo más seguido de Francia. Su estilo dinámico y su mirada franca conquistan cada día a más audiencia. Con más de cinco millones de televidentes, desde hace un año va acortando distancias con el telediario líder, el del canal privado TF1 (que tiene 7,5 millones).

--¿Qué relación mantiene actualmente con España?

--Tengo familia en Barcelona y de pequeño iba mucho. Redescubrí la ciudad en 1992 por los JJOO, y desde entonces voy regularmente.

--¿Reivindica sus orígenes?

--Sí, además es el año de España: la Eurocopa, Roland Garros...

--¿El secreto de la ascensión de su telediario es su dinamismo?

--Es cierto que el tono de nuestro informativo es más dinámico, pero creo que también se nota el voluntarismo periodístico. Planteamos muchas preguntas y buscamos las respuestas. Utilizamos formatos más largos para ir más allá de la noticia, no limitarnos al automatismo. También buscamos sorprender.

--¿Cinco millones de espectadores es mucha presión?

--Te acostumbras a ello. Yo me dirijo a mi tía, a mi vecina... A la presión del audímetro te acostumbras y la transformas en concentración.

--¿El servicio público debe aportar otra cosa que el privado?

--No hay que definirse en relación al otro. Buscamos una forma de sinceridad y no estar muy pendientes del márqueting. Hacemos algo en lo que creemos, y eso se traduce en una diferencia, pero no es el objetivo. Queremos ser nosotros mismos.

--En España el servicio público tiene la imagen de estar más sometido a presiones, especialmente políticas.

--Aquí en el servicio público recibimos presiones todo el tiempo, no solo políticas, sino también del sector económico y cultural. En siete años no he cedido a ninguna. Me siento libre y creo que eso se nota en el informativo. No se puede decir que seamos pro-Sarkozy. El único obstáculo está en nuestra cabeza.

--¿El público es más exigente con el servicio público?

--Sí, es un público instruido y exigente. Eso nos obliga a hacer un informativo de gama alta, con mucha política, información internacional y económica.

--La irrupción de la tele digital implica más competencia. ¿Eso obliga a cambiar cómo hacer el noticiario?

--Sí, ahora hay muchos barcos en el mar y eso nos obliga a adaptarnos y a cambiar nuestra línea. Ya no podemos limitarnos a informar de la actualidad, por eso desde hace un año hemos introducido grandes reportajes y abierto ventanas hacia afuera. También planteamos debates de fondo, como por ejemplo la cuestión de las madres de alquiler.

--¿La competencia obliga a ser más polémico?

--No hay que evitar la polémica, el debate es bueno. Hay que darle espacio con un tratamiento equilibrado, sin llegar a entrar en el amarillismo. La emoción hay que saber mantenerla amarrada.

--Está preparando un libro sobre las bambalinas de su informativo. ¿Siente necesidad de explicarse?

--No puedo salir a la calle sin que me hagan multitud de preguntas. La gente no sabe cómo se hace un noticiario. Hay mucho prejuicio e ideas preconcebidas que quiero desmontar explicando mi experiencia.