Aunque Schröder aduce que busca un refrendo popular a su drástica reforma social, su maniobra parlamentaria para adelantar las elecciones parece un suicidio político cuando la oposición conservadora le saca hasta 20 puntos de ventaja, según los últimos sondeos. Su gesto de honestidadparece haberle dado réditos de popularidad, pues acaba de superar a Merkel en las encuestas mano a mano.

Pero es estrambótico que deba alegar que carece de la confianza de los diputados de su grupo que votaron a su favor, en contra de sus deseos de que le censurasen.

*Periodista.