Alarmado Carlos Dávila ante el rumor que circula sobre la posibilidad de que algún miembro del Gobierno sea excomulgado por el Papa por su apoyo a la guerra de Bush, le preguntó el miércoles a Federico Trillo: "Dado que es usted católico practicante, ¿se le ha pasado por la imaginación que pueda ser excomulgado?" Y el ministro, disimulando la zozobra que seguramente le sobrevino al oír aquello tan terrible, contestó: "Eso es un exceso que sólo se le ha podido ocurrir a algún periodista, de no sé qué medio. Se lo dijo ayer al cardenal primado de Madrid, y el cardenal quedó muy sorprendido". Quedó Dávila aliviadísimo ante la respuesta del ministro. Qué golpe, amigos, si el Papa excomulgase a Aznar, a Trillo, a la señora Palacio, hasta a Cañete incluso, por conculcar y desoír su mandato de paz, que en este caso es divino porque el Espíritu Santo le asiste de forma consustancial. Tremendo asunto. E impagable entrevista esa que le realizó Dávila a Trillo (El tercer grado , La 2). Superó con creces la que le practicó, hace pocos días, Alfredo Urdaci en TVE-1. En aquella ocasión Urdaci le dio un masaje al ministro. Pero Dávila consiguió lo que parecía imposible: emulando la gesta, superar el hito. Lo logró en un momento dado, en un instante de alta intensidad emotiva. Fue cuando preguntó: "Dígame, ministro, ¿es verdad que el buque hospital que España ha mandado también atenderá a heridos iraquís?" ¡Ah!, qué vigorizante confort le entró a Trillo. Levitando, respondió: "¡Cómo no! ¡Prioridad a los más desvalidos! ¡A los niños! ¡Y a las mujeres encintas!" Sublime. Manden esta entrevista al Papa de inmediato, para que pueda verla en su vídeo. Reconsiderará lo de la posible excomunión. Seguro.