Nosotros también. Nos aburrimos una barbaridad. Esta cuarta edición de la ratomaquia Gran hermano (T-5) es como una descarga intravenosa de Somatarax. El jueves Gustavo, el púgil de Portugalete, se dirigió a las cámaras. Exclamó: "Me gustaría irme. Llevo dos meses aquí, y se me está haciendo rutinario. Quiero estar nominado. Me aburro". Y Merceditas Milá, al escucharlo, se horrorizaba y exclamaba: "¿Aburrirse en Gran hermano ? ¿Vosotros lo entendéis?" Pues sí, Merceditas, pues sí; lo entendemos tanto, que en casa lo ha entendido hasta el canario flauta, que lleva unos días tumbado en plan pasota, sin cantar ni nada. ¡Ah!, es listo el pájaro. Comprende perfectamente la desazón de Gustavo. Se ha dado cuenta de que el secreto de la ratomaquia consiste en estar poco en la jaula, montando el pollo, el escandalito, la tangana pornosentimental, y salir cuanto antes para triunfar en el circuito de los programas-container.

La otra noche, viendo el lamentable aburrimiento del canario, le pusimos la película Lío en La Habana . La estaban dando en el Canal 4 de Canal Digital. En un momento, charlando Douglas McGrath con Sigourney Weaver, el bendito profesor exclama: "¡Ah!, la gramática y el lenguaje es lo único que nos distingue de los animales". Y Sigourney, con cara de cachondeo, responde: "Querido, lo único que nos distingue de los animales es el dinero". Prodigioso: el canario se irguió en su jaula y, aun siendo de noche, rompió a trinar.