Si el año pasado fueron las máscaras de látex de los finlandeses Lordi --vencedores-- las que despertaron la polémica en los prolegómenos del festival de Eurovisión, este año les toca a los israelís Teapacks. La canción seleccionada para representar al Estado judío en Helsinki, Aprieta el botón, es un alegato contra las ambiciones nucleares iranís y los riesgos de guerra atómica.

La canción es una suerte de parodia maniquea de alto voltaje político acerca de las intenciones perversas y aniquiladoras que, según la opinión mayoritaria en Israel y en cancillerías occidentales, se esconden tras el programa nuclear del Estado persa. El mundo está lleno de terror/ si alguien comete un error/ él nos va a hacer volar por los aires, dice la primera estrofa.

SIN DAR NOMBRES

Ese él es el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, al que políticos israelís como Binyamin Netanyahu han comparado con Hitler tras sus amenazas de borrar a Israel del mapa. En la canción, escogida por mayoría abrumadora entre los televidentes vía teléfono e internet entre cuatro temas del mismo grupo, no se menciona el nombre de Ahmadineyad o Irán. Pero, las alusiones son evidentes. Hay algunos dirigentes enloquecidos/ que se esconden y tratan de engañarnos con su tecnología demoniaca.

Quizás para darle más profundidad histórica, Aprieta el botón comienza con un guiño a la melodía de A Nonsense Song, interpretada por Charlie Chaplin en Tiempos modernos. Esta obra maestra del cine mudo se estrenó en 1936, tres años después del ascenso al poder de Hitler, y es un alegato contra los peligros de la tecnología y la deshumanización acarreada por la Revolución Industrial.

ATAQUE EN TODA REGLA

A diferencia de algunos clásicos antibélicos, desde el Give Peace a Chance, de John Lennon; el No Nuclear War, de Peter Tosh, o ese canto a la insumisión de los británicos The Clash en The Call Up, la canción de los Teapacks no es un canto genérico a los horrores de la guerra, los peligros de la energía nuclear o la manipulación política anterior a un conflicto. Es un ataque, sarcástico pero contundente, al "régimen fanático" de los ayatolás.

De ahí que no haya gustado a los responsables de Eurovisión. "Está clarísimo que este tipo de mensaje no es apropiado para el concurso", dijo Kjell Ekholm, uno de los organizadores del comité finlandés. No obstante, tras debatir en Helsinki si se autorizaba o censuraba, la UE de Radiodifusión (UER) ha dado luz verde al tema. "Todas las canciones cumplen las normas", dijo un portavoz del concurso.

Para los intérpretes, la intención es simplemente "generar controversia". Formados en la localidad sureña de Sderot, son uno de los grupos más populares en Israel, con ocho discos de estudio a sus espaldas. "La idea es hacer algo que traspase las normas establecidas", declaraba en rueda de prensa su cantante Kobi Oz, conocido por su ironía y la acidez de sus letras.

UN FUTURO PROMETEDOR

Si salen vivos de la polémica, se les augura un porvenir prometedor, porque Aprieta el botón tiene de todo: un poco de rock duro, una pizca de folk, bases rítmicas de ska y partes de hip hop. Para los estándares de Eurovisión, la melodía es pegadiza como un chicle y, encima, está cantada en inglés, francés y hebreo.

Recoge además ese sentimiento trágico de un pueblo devastado por la historia, el judío, en alerta ante el desafío iraní, visto como una amenaza existencial para el Estado sionista. No quiero morir/ quiero ver las flores florecer/ no quiero acabar kaput-kaboom.

Durante la pasada guerra del Líbano, la música también se sumó al espíritu bélico que se apoderó del país. En internet apareció la canción en hebreo Yala Ya Nasralá, dedicada al secretario general de Hizbulá, Hasan Nasralá, al que se le dedicaban epítetos como "patético", "basura", "orangután", "demonio" o "cucaracha". Una de las estrofas rezaba: Pareces un hipopótamo/ tienes el cerebro de un pájaro/ mejor que te quedes en el agujero porque pronto morirás.

En 1998, Israel ya generó polémica en Eurovisión al presentar a la cantante transexual Dana Internacional, que ganó esa edición. En esta ocasión, por muy bien que lo haga Aprieta el botón, será difícil que conquiste las listas de ventas en Irán. Al menos, siempre y cuando no sean Israel o EEUU los que aprieten primero el botón.