El chalet del paseo de La Habana donde nació TVE no era precisamente el Parnaso. Pero cuando en la primavera de 1957 la neonata tele fichó a Mariano Medina pasó a ser una moderna sucursal del oráculo Delfos. Y es que, con la incorporación de aquel afable y orondo doctor en Ciencias Físicas, los privilegiados que podían disfrutar de las exiguas emisiones (de tres a cuatro horas diarias) de TVE a través de los 25.000 televisores que existían descubrieron a un pitoniso capaz de predecir el tiempo. Pero lo más fascinante para los pioneros de la audiencia es que este acertaba sin necesidad de procesiones. Así, Medina pasó a ser el hombre del tiempo por antonomasia, un icono cuya interpretación de los designios del dios de la lluvia decidía el destino de miles de fines de semana.

Y sus habituales aciertos no eran un milagro, sino ciencia pura, como él siempre defendió en los 26 años que estuvo al frente de las isobaras españolas. Y también mucha vista con la prosa: "Tiempo variable, en el que se alternarán nubes y claros con chubascos puntuales". Frases de esta guisa hicieron que Manuel Toharia (meteorólogo de Televisión Española de 1972 a 1979) lo calificara de sabio.

Mariano Medina (Peña Aguilera, Toledo, 1922; Madrid, 1995) llegó a TVE como todos en aquellos primeros años: por casualidad. Destinado en la Oficina Meteorológica de Barajas, su jefe le propuso compaginar su trabajo con otro en la recién creada TVE. El pluriempleo, tan habitual en aquellos años de dictadura, era una necesidad para un agobiado empleado con 10 hijos que alimentar. Quizá su popular estilo ante la cámara, serio y compungido, fuese simplemente un reflejo de sus agobios personales.

Y mientras el hombre del tiempo iluminaba a la audiencia sobre los secretos de los milibares e isotermas, TVE seguía creciendo. El 13 de enero se estrenó el primer dramático de Juan Guerrero Zamora. Y el 15 de septiembre se emitió el primer Telediario, dirigido por Antonio Marrero y presentado por Jesús Alvarez, un teniente de artillería reciclado. Alvarez ponía su apuesta figura en A vuelta de correo, espacio dominical en el que respondía las cartas de la respetable audiencia.

LA TELE CRECE

También en 1957 se vio la fuerza del entretenimiento con programas como La hora Marconi, gran show dominical con Angel de Echenique, y La hora Phillips, que los viernes presentaban Jesús Alvarez y María José Valero y que incluía el primer telefilme de la historia de TVE: Patrulla de tráfico, serie protagonizada por Broderick Crawford.

Y mientras estos programas nacían, triunfaban y desaparecían, el hombre del tiempo siguió al frente de los mapas de bajas y altas depresiones hasta 1983, año en el que la ley de las incompatibilidades anunció que el pluriempleo era una lacra del pasado franquista. Desde entonces, la meteorología ha ganado en datos, aciertos y tecnología. Pero ha perdido la magia del pitoniso Medina.