Aunque Macarena García (Madrid, 1988) ya había aparecido en musicales y series, fue en aquella adaptación muda y en blanco y negro de Blancanieves donde cautivó al público con esa luz que desprende y traspasa la pantalla. Y se llevó un Goya y una Concha de Plata. También ha formado parte del fenómeno La llamada, de Los Javis, y ha sido (¿y será?) una de las mujeres de El Ministerio del Tiempo. Ahora es Manuela, una directora de academia de los años 20 en permanente conflicto, en La otra mirada (TVE-1).

<b>-El pasado capítulo acababa con el grito de Manuela: «¡Quiero ser libre!». ¡Cómo sufre...! </b>

-Sí. En esta temporada la pobre se enfrenta a grandes decisiones, a un cambio vital muy importante... Pero lo hace con una especie de empoderamiento y sacando una fuerza que no habíamos visto antes. Es consciente de que desea ser libre, feliz, y lo puede ser, a pesar de lo que se supone que tenía que hacer en esa época.

-Pese a su madre y su marido...

-Pese a todos. Manuela es un personaje que me apasiona porque tiene una gran valentía para ese tiempo, como tantas mujeres que se enfrentaron a tanta gente y que dieron incluso su vida por conseguir que las cosas fueran un poco más justas.

-Ha llegado Carmen, una antigua amiga, que le ayudará a tomar una decisión con su marido.

-No haré spoiler, pero viene con toda la maquinaria la tía...

-La serie a veces es utópica, pero siempre lleva a la reflexión.

-No deja de ser ficción, pero realmente invita a reflexionar. Es una serie muy necesaria y comprometida y nos hemos sentido muy responsables de enviar un mensaje, de hacer pensar.

-¿Se ha notado el nuevo equipo de guionistas mujeres?

-Antes había un chico al mando que tenía una mirada también maravillosa, y el nuevo equipo sigue su línea. Aunque se agradece que en una serie de mujeres, en la que se habla de darles el espacio que se merecen y que es justo, esto se lleve a cabo también tras las cámaras. Si no, sería una hipocresía.

-Estudió en un colegio muy religioso. ¿Le habría gustado ir al de Manuela?

-(Ríe) Supongo que sí. Pero pienso que todo pasa por algo. Intento sacar cosas positivas de todo. He estado toda mi vida en un colegio en el que he sido super feliz, y conservo mis amigas. Aunque sí que es cierto que ese trabajo, ese aprendizaje, he tenido que hacerlo más adelante. Le deseo un colegio así a todos los niños.

-¿Estará en la nueva temporada de El Ministerio del Tiempo?

-Aún no se sabe nada. Pero es una suerte formar parte.

-Lola es otra mujer luchadora.

-Otro regalo. Ambas series tienen temáticas muy diferentes, pero hay coincidencias: una valentía a la hora de afrontar los temas, una mirada a los personajes con cariño y respeto…

-Y que pese a las discretas audiencias de la primera temporada, hubo otra por su calidad…

-Sí. Son series con un reconocimiento de público y crítica bestial, que se han mantenido gracias a eso. Y eso está muy bien en estos tiempos en los que todo se rige por números. Es como un milagro y habla mucho de la calidad y del cariño que se les tiene.

-Además de servir de referentes para los más jóvenes.

-Me siento muy orgullosa de eso. Una profesora nos contó que les había puesto un capítulo de La otra mirada a sus alumnos. Es muy emocionante ver que con tu trabajo pueden pasar esas cosas. Y aportar en algo esencial como es la igualdad entre el hombre y la mujer.

-Ha entrado en la treintena. ¿Sufre la misma presión que Manuela por casarse y tener hijos?

-Desde luego eso le pasa mucho más a la mujer que al hombre. Pero no lo noto tanto. Si acaso me lo dice alguien de otra generación. En eso estamos avanzando.

-¿Y tiene metas como actriz?

-Cada vez soy más flexible con lo que la vida me traiga y trabajar en la dirección en la que quiero ir, pero sin obsesionarme. Sobre todo en una profesión en la que las cosas no siempre dependen de ti y puede traer mucha frustración. Ojalá lleguen personajes diferentes y retos, eso que nos gusta tanto a los actores.