La temperamental estrella de la televisión peruana Laura Bozzo ultima con Tele 5 el acuerdo para presentar un talk show los sábados por la noche, que, según fuentes de la cadena privada, está a punto de cerrarse. Esta franja la ocupa por ahora el programa del corazón Dolce vita, que presenta Santiago Acosta con aceptables índice de audiencia. Bozzo, de 55 años, ha dirigido desde el 2001 el programa Laura en Telemundo, que ha gozado de una gran popularidad en Latinoamérica y entre la población hispana de EEUU. Este espacio destacó por llevar a la pantalla los dramas cotidianos de la gente con bajos recursos económicos de Perú, a cambio de dinero y con una alta dosis de morbosidad que estimulaba las peleas físicas y los insultos.

ARRESTO DOMICILIARIO

Bozzo ha permanecido casi tres años en arresto domiciliario por sus vínculos con la mafia del expresidente peruano Alberto Fujimori y de su exasesor Vladimiro Montesinos, de quien se enamoró, y ahora está preso en una cárcel peruana. La rubia periodista peruana se encuentra ahora en Madrid, pero en declaraciones a la agencia Efe, antes de volar desde Perú, anunció que está dispuesta a "arrasar" con el programa de Tele 5. Insistió en que seguirá siendo "auténtica" y prometió seguir luchando por "limpiar" su nombre y lograr la absolución judicial.

13 PROGRAMAS

El acuerdo con Tele 5 será para presentar 13 programas que, según la presentadora peruana, "romperán esquemas". Soberbia y expresiva como de costumbre, Laura Bozzo aludió a que, "por si acaso", se lleva a España la sentencia suspendida que la condena a cuatro años de prisión como cómplice de los delitos de asociación ilícita para delinquir y hurto de fondos públicos. "Sé que la prensa en España es terrible, pero no es más terrible que yo --advirtió--. Que se preparen, a mí no me harán temblar ni siquiera una uña los conductores de la prensa rosa".

Aun estando en arresto domiciliario por sus relaciones con la mafia de Montesinos, Bozzo no dejó de hacer su controvertido talk show televisivo, calificado de "tele basura" por parte de los críticos, que cuestionan que se aproveche de las clases más humildes de Perú para llevar a cabo su espectáculo. Bozzo se defiende diciendo que lo que muestra en sus programas "es real" y que en Latinoamérica hay altos índices de abusos a la mujer que deben saberse.