Pistoletazo de salida a la quinta ratomaquia Gran hermano (Tele 5). Este año, 12 más uno (nadie pronuncia el 13, por si las moscas). Se advierte una hermosa voluntad de mestizaje: entre los concursantes figuran un ceutí musulmán, Luhay, que a la una de la madrugada de ayer ya estaba el hombre rezando en dirección a La Meca, según marcaba la aguja imantada de su brújula, y Carla, una portuguesa, probablemente con raíces africanas en Angola, Mozambique, Cabo Verde o quizá Santo Tomé. Con este clima tan integrador, la Milá estaba contentísima.

¡Ah!, lo de esta admirada periodista tiene un mérito superlativo. Cada vez que concluye una ratomaquia, por ejemplo, Merceditas entra en una tristeza profunda y vaga sin rumbo huérfana de ratoncitos. Lo suyo, en ese período, más que un vivir, es un sufrir. Pero en cuanto arranca una nueva edición, y bullen las criaturas en el hall jaular dispuestas a que las cámaras les horaden hasta el bulbo raquídeo, ella resucita. Y agarrando de nuevo la flauta de Hamelín, saca las más pintorescas notas de sí misma. Es inmensamente feliz. Nos decía, excitada: "Estos son los nuevos animales que este año se estrenan en Gran hermano ". Tremendo --pensábamos en casa--, ¡si hasta ella les llama animalitos es que la cosa pinta tremebunda! Pero no se refería a los concursantes. Su atención se dirigía a los elementos que han puesto en la jaula como bestias de compañía. A saber: en el establo, una vaca llamada Antonia y su hija Pablita ; en el corral, pollitos; en la piscina, peces de colores, y en la casa, circulando a su aire y libre albedrío, dos marranos, chanchos o cerditos, iguales que aquellos que asan en Segovia, es decir, lechoncitos, pero vivos. Veremos cuánto tardarán en acabar asados, con una ramita de romero de la sierra decorando la boquita. De entre el otro personal concursante, ojo con Nicola, pollastre italiano que viene de Canarias. Trae hambre canina.