Sensacional repunte de audiencia en la ratomaquia que el concurso Gran hermano del jueves. Aplicando la variante sexual de la ley de la palanca, o sea, dadme un pene de apoyo, y levantaré el mundo, Merceditas Milá consiguió un éxito apoteósico. Fue soberbio. Expulsaron a Gustavo de la jaula, y nada más entrar el pollo en el plató, Merceditas le tenía preparadas dos sorpresas: allí florecían, esperando ansiosamente, los dos amores de Gustavo, los dos hermosos motores que han impelido la palanca hacia límites gloriosos. A saber: Sonia, la aplicada amanuense, y Carmen, la que era su novia y que ahora, francamente, ya no sabemos qué es. ¡Ah!, la expectación que se consiguió fue enorme. Para que el tono muscular no decayese, Merceditas indujo a Gustavo hacia una conversación ad hoc. Le dijo: "A Sonia le pregunté si te había masturbado. Ahora te lo pregunto a ti: ¿sí o no, Gustavo?

¡Contesta!, ¿sí o no?" Y viendo que el muchacho contestaba un "no" muy poco convincente, realizó entonces Merceditas un ejercicio que ha dejado ciegos de admiración al muy Ilustre Colegio Nacional de Oftalmólogos. Ordenó: "¡Mírame a los ojos!" Y tras analizarle el iris, la córnea, el cristalino y hasta el nervio óptico, exclamó: "Se te está dilatando la pupila, Gustavo, ¡se te está dilatando!", y el pollastre, anonadado, cerró pudorosamente los ojos para evitar fenecer allí mismo con tanta dilatación. ¡Ah! qué síntesis científica consiguió la Milá en la noche del jueves en Telecinco. Asiendo por el mango la ley de la palanca, y combinándola con el arte de la optometría iridiológica, le salió una operación de cataratas gloriosa.

Para concluir tanta excitación, rubricó Merceditas la faena con un canto a la potencia de la palanca de Gustavo: se hizo eco del rumor que dice que ha mantenido relaciones con más de mil señoras. O sea, batiendo el récord de Julio Iglesias. Aunque él lo negó, Merceditas quedó muy impresionada. Nosotros también.