Homer levantó anoche la jarra de cerveza e hizo el mismo brindis de siempre: "Por el alcohol: el origen y la solución de todos los problemas de la vida". Los Simpson tenían mucho que festejar. La semana pasada estuvieron nominados a los Globos de Oro a la mejor comedia (al final se lo llevó Curb your enthusiasm ) y los dueños de la Fox --la cadena que emite la producción en EEUU-- les han comunicado que les renuevan el contrato por dos años más, hasta el 2005. Es decir, estarán, como mínimo, ¡16 años! en pantalla. De esta manera, Los Simpson se convierten en la comedia más larga de la historia de la televisión estadounidense, superando los 14 años de Las aventuras de Harriet y Ozzie (serie que arrasó en el país norteamericano en los años 50 y los 60) y la comedia M.A.S.H. (11 años). Algo bueno debe tener el que sean dibujos: ni Bart ni Lisa pueden plantarse para cobrar más, como han hecho los de Friends , por ejemplo.

La directora de la división de entretenimiento de la Fox, Gail Berman, dijo, modesta ella, que "puede que Los Simpson sea el show más extraordinario de la historia". "La 14 temporada que se está viendo en Estados Unidos tiene algunos de los episodios más divertidos que he visto nunca", añadió.

En España, quien descubrió esta gallina de los huevos de oro fue A-3. La emite desde diciembre de 1994 (antes lo hizo TVE, pero con menos éxito) y no se la va a dejar quitar de las manos. Tiene todo a su favor, porque Los Simpson están incluidos en un paquete que le vende anualmente la Fox y que incluye películas y series. El año pasado, los dibujos tuvieron una cuota de pantalla del 24,6%, cifra supera la media de audiencia de A-3 en el 2002 (un 20,3%). Y un dato para los antropólogos: Cataluña es donde menos gustan las críticas salvajes a los valores familiares, las irreverencias y eructos de Los Simpson: 17 de cada 100 espectadores ponen al mediodía A-3 para ver la serie, mientras que en Castilla-La Mancha (donde más engancha) la escogen 28.

El coco de este invento se llama Matt Groening (EEUU, 1954). El es el que ha logrado que, después de tantos años, la serie no entre en coma creativo. Evidentemente, no hace los diálogos ni los dibujos. Para eso se buscó a un grupo de 20 guionistas, que renueva a menudo, y que reescriben cada episodio una media de cinco veces. Ellos escuchan una y otra vez cada chiste, cada comentario del buscapleitos de Bart o de la listilla de Lisa, para comprobar que hacen gracia. Cuando tienen el guión, las voces grabadas y el storyboard (algo así como un guión con los dibujos en sucio) envían todo el material a Corea del Sur, por razones económicas. Allí 130 personas construyen los 25.000 dibujos de la animación final. Cinco meses después, los coreanos devuelven al estudio de Los Angeles el episodio, que aún puede sufrir algún retoque. Cada episodio requiere un proceso de trabajo de unos ocho meses.

HONOR PARA LOS GUIONISTAS

Esta minuciosidad es, dice Groening, uno de los tres pilares que sostienen el nivel de calidad de la serie, que se ve en más de 60 países. Los otros son los propios guionistas (trabajar en Los Simpson es el más alto honor para un profesional de Hollywood) y los personajes, que resultan más cercanos que los de carne y hueso de la mayoría de las comedias.