Ya hace unos años que los Oscar demuestran que la calidad puede a veces más que el éxito comercial. Ahora los Emmy, con los que la industria televisiva premia a sus productos en EEUU, se han sumado a la tendencia. El domingo, en lo que representa un hito en los 60 años de estos galardones, una serie que se emite en la televisión por cable básico (en España la emite Canal+), Mad men , se alzó con el codiciado galardón a mejor serie dramática, premio que obtuvo el año pasado Los Soprano .

La crítica se ha rendido a esta historia de ejecutivos publicitarios en Madison Avenue en los años 60 desde su estreno, pero en Los Angeles la industria dio un paso más al reconocer un trabajo que, en su primera temporada, tuvo menos de un millón de espectadores de media.

TOQUE DE ATENCION

El triunfo de Mad men fue solo uno de los toques de atención del cable a la tele generalista que, además de perder espectadores ante la de pago, está viendo cómo se evaporan los reconocimientos. Solo el éxito de 30 rock , la serie de la NBC que ganó cuatro premios --uno de ellos para Alec Baldwin, como mejor actor de comedia--, salvó la cara a la tele en abierto. Y los dos premios a los actores principales de series dramáticas fueron para Glenn Close por Damages y Bryan Cranston por Breaking Bad . Sus series se emiten, respectivamente, en FX --el pariente pobre de la familia de Fox-- y AMC --que también acoge Mad men --.

El canal HBO, que durante años dominó los Emmy con Los Soprano y Sexo en Nueva York , batió otro récord con John Adams , una miniserie sobre el antiguo presidente de EEUU que ganó 13 galardones. Entre ellos estaban el de Laura Linney y el de Paul Giamatti. "Soy la prueba viviente para los niños que están viéndonos en casa de que cualquiera puede hacer de presidente", dijo el actor.

Fue uno de los muchos comentarios con tintes políticos de la gala que dejaron sentir la intensidad con la que se vive la campaña electoral en EEUU. Linney lanzó un irónico ataque a las críticas de los republicanos al pasado de Barack Obama como organizador comunitario. Tina Fey, que hace poco volvió a Saturday Night Live para encarnar a Sarah Palin en un segmento que se ha convertido en un fenómeno viral, bromeó: "Me gustaría dejar de interpretar a esta mujer a partir del 5 de noviembre, así que si alguien me puede ayudar...".

La mayor acidez la mostró Stephen Colbert --galardonado por su satírico The Colbert Report --. Cuando apareció en el escenario junto a Jon Stewart, también premiado por su programa, Colbert se metió en su papel de ultraconservador y empezó a comer pasas. "En este momento América necesita una pasa", dijo. Y por si a alguien se le hubiera pasado la metafórica referencia a John McCain, el septuagenario candidato republicano, siguió: "Esta pasa tiene la experiencia que necesitamos". Fueron momentos de chispa en una gala que parecía destinada al fracaso. Los organizadores pusieron a cargo de la gala a los cinco nominados como presentadores de realities .