Audrey siente que su vida ha dejado de pertenecerle. La falta de sueño la está convirtiendo en una zombi adicta a la cafeína. Le angustia que sus jefes hayan contratado a una sustituta. Sus amigos la esquivan. Su pareja, a veces, no la entiende. Su cuerpo ha aumentado una talla. No tiene tiempo de maquillarse. Ni de peinarse. Su suegra, de repente, le produce urticaria. Hace dos meses que Audrey ha dado a luz a su primera hija, un precioso bebé sano. Debería estar viviendo la época más bonita de su vida, pero nota que el suelo se le abre bajo los pies.

Si en febrero Movistar+ estrenó Mira lo que has hecho, de Berto Romero, ahora es Netflix la que se apunta al carro de la crianza con una comedia valiente, sagaz, ácida, irreverente y realista. En siete capítulos de apenas media hora, The letdown narra con kilos de humor cómo una mamá primeriza ama y cuida de su bebé pero siente que un terremoto sepulta su vida tal y como la conocía. Es ficción. Pero tan llena de verdad que podría ser un documental. El guion lleva la firma de Alison Bell, actriz australiana que un día se cansó de tanto estereotipo femenino en series y cine.

«Me dije que ya estaba bien de quejarme, que si quería papeles interesantes yo misma debía escribirlos», cuenta Bell, que terminó asociándose con la productora y guionista Sara Scheller, madre de dos niños. Ambas empezaron a pergeñar la historia de Audrey, una mujer superada por su reciente maternidad. En ese momento Bell no era madre. Se quedó embarazada en mitad de la escritura de The letdown, que nació como un proyecto piloto para la cadena ABC al que después se sumó Netflix. La creadora de la serie, que también es la protagonista, destaca que no se trata de un relato autobiográfico, pero reconoce que ha incorporado algunas de sus vivencias personales como mamá. «Hay mucha presión sobre las madres, que suelen llevar una vida de extremos con momentos bellos pero también desmoralizadores. The letdown tiene por objetivo hacer reír a las madres y los padres. Queremos que se sientan menos culpables y menos solos», reconoce.

Inundada de diálogos rápidos, ácidos y divertidos, el argumento de The letdown no decae en ninguno de los siete capítulos, que tienen como punto en común las reuniones de un grupo de apoyo para madres, donde la protagonista acude con un ejemplar de Frankenstein porque, al fin y al cabo, su bebé -al que adora- también le parece un monstruo. Lejos de mostrar un único perfil femenino, la serie presenta un amplio abanico: una mujer sin pareja, otra adicta a su trabajo que ve cómo su marido es el que se ocupa del bebé y la casa, un ama de casa con tres críos a su cargo y una mamá perfecta y siempre impecable que inunda las redes sociales de fotos de su crío y muchos emoticonos de corazones. El guion consigue algo muy difícil de alcanzar en la vida real: no juzgar a ningún tipo de madre. También hablar de muchos tabús sobre la maternidad, como la incontinencia urinaria tras el parto.

Mortificada por la falta de sueño, la protagonista está tan superada que reconoce sentirse aliviada cuando se aleja unas horas de su peque. Torpe en todo lo que a crianza se refiere (el único libro que compra es Maternidad para inútiles), se siente una pésima madre. Tiene tantos problemas para concentrarse que hasta se olvida de sacar del coche a su hija. Es una mujer que no sabe qué hacer para volver a ser ella, una cotizada relaciones públicas con una vida redonda, una pareja maravillosa, unos amigos estupendos y una buena casa. «¿Te parezco una madre horrible si te digo que no echo de menos a mi hija?», pregunta la protagonista a un amigo. «No. Eso te hace una madre excelente. Porque eres honesta», le responde. Con tanta mami instagramer mostrando su máxima felicidad, The letdown es aire fresco, como Mira lo qué has hecho.