Aunque es actor de teatro, presentador de televisión, locutor de radio y uno de los dobladores más acreditados del país (ha dado voz en español a actores como Clint Eastwood, Donald Sutherland y Humphrey Bogart), el polifacético Constantino Romero vuelve hoy a A-3 para lo de siempre: conducir un concurso, cuya presentadora habitual, Silvia Jato, de baja por maternidad.

¿Cómo le llegó la oferta de sustituir a Silvia Jato?

--Pues ha ocurrido todo de una manera tremenda, muy apresurada, porque no hemos llegado a hacer ni programa cero ni ensayos, y eso resulta muy duro. En un mismo día se graban tres programas, y participé en el primero de ellos como concursante --que se emitió el viernes--, para pasar inmediatamente después a presentar el siguiente.

Serán gajes del oficio...

--No sé si del oficio o del negocio. Creo que del negocio, porque el oficio no se hace así. A mí me enseñaron de pequeño que hay que ensayar estas cosas.

¿Qué puede variar en un concurso cuando se cambia de presentador?

--En este caso muy poco, porque es un programa que, visto, parece sencillito, pero no lo es en absoluto. Hacerlo es muy complicado, pues tiene un formato casi perfecto, diseñado muy inteligentemente y, claro, la dificultad no se percibe desde fuera. Lo que he intentado es acomodarme a la mecánica del show , y desde ahí ser yo mismo.

¿Qué va a aportar al concurso?

--Nada; si acaso, la experiencia que yo pueda tener.

¿Cómo se explica la supervivencia de estos concursos, que existen desde que hay televisión?

--E incluso desde antes, porque son concursos que vienen de la radio. No sé por qué sobreviven, no me he detenido a pensarlo. Pero está claro que Pasapalabra es un clásico, el típico programa sencillo y comprensible, y la gracia está ahí, en estas cosas. Por muchos grandes hermanos y tonterías de este tipo que haya, siempre estarán ahí. Habrá un hueco para ellos, aunque lo otro vaya carcomiendo la parrilla televisiva.

¿Se siente encasillado?

--Me siento absolutamente encasillado, pero me pagan por ello y no me importa demasiado. Con la tele he tenido una relación comercial: he trabajado y me han pagado, y así estoy encantado de la vida. Es cierto que podría haber hecho otras cosas, pero ni me quejo ni lo pido. Si quieren que esté toda la vida presentando concursos, por mí, encantado.

¿Y cuáles son exactamente sus intereses en esta vida?

--En general, lo que busco es vivir lo más tranquilo posible, y en cuanto a la profesión, todavía más.