--¿Es capaz de hacer un balance?

--Creo que hemos logrado una de las mejores marcas de TV en España, si no la más prestigiosa, dotada de los valores básicos que pienso deben impregnar a la sociedad actual: el trabajo en equipo, el compañerismo, la capacidad de sacrificio y esfuerzo, la idea de que un buen equipo es capaz de conseguir cualquier cosa y de que un sueño merece ser alcanzado. Y sobre todo, que lo que de verdad merece la pena en la vida hay que conseguirlo con esfuerzo, con sacrificio y con trabajo. Hemos hecho un programa que ha merecido la pena.

--¿Cómo surgió Al filo...?

--Llevaba 13 años haciendo televisión como técnico, pero tenía una visión propia de lo que quería hacer, y me di cuenta que había un hueco para el documental de aventura, que entonces era muy desconocido en España, pero que tarde o temprano tenía que llegar, como ya estaba pasando en otros países.

--Ahora le toca irse...

--Me toca irme porque me echan. Las dos grandes cosas que se han vendido del ERE de Televisión Española son inciertas, bajo mi modesto punto de vista: la voluntariedad y eso que llaman desvinculación laboral, que no deja de ser el despido de toda la vida. Es verdad que hay gente que quería irse, porque pensaban que ya habían cumplido su etapa laboral, pero también hay muchos otros que nos vamos de mala gana. Vamos, que nos han despedido. Yo no lo vivo como un drama. Es algo que ha vivido antes la minería, la siderurgia, o la naval. Eso mismo está ocurriendo ahora en TVE.

--Fue uno de los fundadores de CCOO en TVE. ¿Qué opina de la negociación que se hizo?

--Fundé Comisiones y sigo en ellas, a pesar de ser crítico en muchas cosas. Creo que los sindicatos fueron fundamentales para consolidar la democracia y por eso hay que seguir en ellos. Desde el punto de vista sindical, el último ERE se ha hecho mal, porque, de entrada, se aceptó el primer argumento de la empresa, que era considerar obligatorio que tuviera que recortarse la plantilla en esa cantidad y calidad de gente. Es indudable que había que hacer algo en esa situación a la que nos habían llevado los anteriores responsables, gestionar de la mejor manera posible y cambiar cosas, como ponernos al día en las nuevas tecnologías. Pero lo que se ha hecho me parece que hipoteca las posibilidades de la TV pública, pues se ha desprendido de su mejor capital, que es el talento.

--El programa continuará. ¿Será el mismo que ha hecho usted?

--No lo sé, y a decir verdad, a partir del 31 de diciembre me importa poco. No voy a cultivar ni la nostalgia ni la melancolía. Mi idea, como siempre que he trabajado, es meterme en la cabeza qué es lo que quiero hacer, hacerlo y hacerlo bien, y punto. Creo que Al filo... no tiene futuro en la tele pública. Puede que haya alguna expedición nueva, pero continuar es complicado, porque gestionar un programa así es difícil y no se puede improvisar de un día para otro.

--Se plantea un futuro profesional.

--Sí, claro que me lo planteo. Mi futuro no está en manos de TVE, mi futuro es mío, y me irá bien o mal en función de mis habilidades y mi competencia, o del azar, que también define nuestras vidas. Pero sobre todo de las ganas, y yo sigo viviendo esta historia con la misma pasión e ilusión, quizás con algo más de experiencia y algo menos de fuerza con las que empecé en esto hace ya casi 30 años.